La sabiduría popular dicta que, hace décadas, Sonic era el acérrimo rival de Super Mario, pues llegó a la industria del videojuego en un momento en el que Nintendo tenía dominado el mundo de las consolas. Pero, como bien saben los verdaderos tecnorrucos, hay más historia de fondo que vale la pena recordar.
Ante la omnipresencia de Nintendo con Super Mario, Sega decidió crear una mascota que le hiciera frente al plomero y que eventualmente le ganara en popularidad. Para ello, la estrategia fue que el diseño apelara a los jugadores más grandes.
Además, a Sega le urgía hacerse de otra mascota, pues la que tenía hasta antes de la llegada de Sonic era Alex Kidd, quien nunca logró conectar con el público de la manera en que Mario lo hacía.
Alex Kidd fue el protagonista de Alex Kidd in Miracle World, un título de plataformas lanzado en Master System en 1986 y que hasta este día es visto como uno de los mejores juegos lanzados en esa plataforma.
Ante el cálido recibimiento que tuvo el juego, Sega decidió que Alex Kidd fuera su mascota y por ello a la primera entrega le siguieron otras cuyas propuestas nada tuvieron que ver con la original, salvo el nombre del protagonista.
El problema era que el público nunca se sintió atraído por Alex y por eso, cuando llegó el momento de crear una nueva IP, se puso especial énfasis en que el personaje principal tuviera un appeal que compitiera con el de Mario.
Pero llegar a Sonic no fue sencillo.
Bajo la idea de que el personaje fuera cool para que los jugadores no tan niños se identificaran con él, se hicieron varias propuestas que fueron desde un pollo enojado y una mezcla de Bart Simpson con muppet, hasta un conejo.
Al final, el ganador fue un erizo llamado Mr. Needlemouse, quien después de unos retoque terminó convertido en Sonic, el protagonista de Sonic the Hedgehog (1991) y el resto es historia que todo chavorruco se sabe de memoria.