Desde que han aparecido montones de engines, o motores de juego, se ha generado un eterno debate en torno a la importancia o irrelevancia de crear títulos con gráficos avanzados y uber realistas.
Para aquellos que no estén muy familiarizados con el término “engine”, se trata de rutinas de programación para diseñar un videojuego que tienen como propósito darle al juego un motor para renderizar los gráficos 2D, 3D, de animación, IA, etc.) Al día de hoy, ya existen decenas de motores gráficos que se pueden utilizar para crear un juego en todo tipo de consolas o plataformas. Algunos ejemplos son GameMaker, Unreal Engine 4, Shiva y CryEngine 3.
Aunque el cambio en gráficos ha sido drástico e impresionante si se compara un videojuego de finales de los noventa o inicios de los 2000 con uno de 2013, eso no define si un videojuego es bueno o malo y hay una lógica muy simple detrás del avance. Antes los polígonos con los que se daba forma eran muy pocos y ahora son muchos; el detalle aquí es que si antes un cambio de por ejemplo, 60 a 600 representaba un paso monumental que se podría ver inmediatamente, ahora un cambio de 6,000 a 50,000 no se nota tanto.
Dentro de la discusión sobre si los gráficos que generan todos estos motores son el elemento más relevante de un título, rápidamente se podría afirmar que depende de la persona y del tipo de juego que busque, pero es más complicado que eso. Aunque actualmente hay una tendencia hacia avanzar cada vez más en cuanto a engines y gráficos, es obvio que hay títulos que han sobrevivido mejor que otros supuestamente “más avanzados” al paso del tiempo; ejemplos claros de esto son los juegos de Mario y Zelda. ¿Por qué logran esto? La respuesta es sencilla: el éxito de títulos como estos no es producto de su calidad realista, sino de poderosas historias y estética preciosa.
Es cierto que si a algún gamer le dieran a elegir, tal vez preferiría, por ejemplo, jugar The Elder Scrolls IV: Oblivion con gráficos como los de TES V: Skyrim en vez de la versión normal, pero esto no es ley y además, tiene un fundamento. Los juegos de RPG como la serie de Elder Scrolls o muchos de los que hace Crytek, aspiran a crear un ambiente totalmente inmersivo del que el jugador pueda sentirse parte; entonces, el realismo ayuda mucho.
Aún así, este no es el caso con todos los títulos. Al juego de The Walking Dead le fue muy bien y no necesitó de nada más que una historia verdaderamente aterradora e imágenes bien hechas. Otras referencias claras son el título independiente Thomas Was Alone, o el pixelado y exitosísimo Minecraft, en donde los gráficos pasan a segundo plano y es algo más lo que atrae al jugador. Ese algo más es muy estético y por eso, relevancia de los gráficos en realidad parece estar ligada a la calidad de los visuales e imágenes (tanto mentales como físicas) que un artista logre generar. Esto básicamente muestra que si Skyrim, Crysis 3 y Forza Motorsport 5 se verán uy viejos en cinco o 10 años, títulos como Thomas Was Alone, Minecraft y Among the Sleep se verán normales, pues no aspiran a un realismo absoluto.
Aunque los gráficos sí apoyan mucho a diversos títulos y son un elemento importante para los videojuegos, no son el más relevante. La creación de visuales estéticos que cumplan el propósito de atraer al jugador al material es la clave, pues aunque aparezcan motores cada vez más poderosos, su éxito y “vida” a futuro depende de cómo sean utilizados.
¿Ustedes qué opinan? ¿Qué les parece que es lo más importante en un videojuego?