El debate sobre el control de armas que se ha generado a partir de los sucesos de la escuela Newtown en Connecticut ha llamado la atención de los representantes de los diferentes sectores del entretenimiento; entre ellos, algunos directivos de la industria de los videojuegos.
Por encargo de Barack Obama, Joe Biden, vicepresidente estadounidense, tiene la difícil tarea de mediar un acalorado debate entre los distintos sectores de la población estadounidense y forma de vida. Biden sostuvo el viernes pasado una reunión con el presidente de ESA Michael Gallagher, la ESRB, el CEO de EA, el publicista de Activision y el ex-presidente de Epic Games, Mike Capps.
El debate, como lo aclaró Biden en un principio, no fue para culpar a nadie o señalar a la industria de los videojuegos como chivo expiatorio. La reunión sólo tomó en cuenta los puntos de vista de una industria millonaria que tiene tanta influencia en la población estadounidense.
Durante la reunión, Michael Gallagher, presidente de Esa, fue quien aportara la evidencia científica de que los videojuegos no han sido catalizadores de actos de violencia. Según los argumentos del resto de los representantes de la industria del entretenimiento digital, toda la maquinaría de los videojuegos se moverá a favor del bienestar de la sociedad y se unirá a encontrar la solución de la ola de violencia que azota al país.
La reunión con Biden fue más protocolaria que otra cosa. Si bien no se lograron grandes avances, al menos se aclaró que el gobierno no está dispuesto a culpar a los videojuegos de las matanzas en la que incurren algunos ciudadanos en el territorio estadounidense.
Reuniones similares a esta se han sostenido entre el vicepresidente y otros grupos como la Asociación Nacional de Rifles, la YMCA y algunos otros representantes del cine, la televisión, la comunidad artística, entre otros.
Referencias: ScrewAttack, AP.