Quienes vivieron su infancia o adolescencia en los años 80, muy probablemente tuvieron en casa un Nintendo Entertainment System, o Nintendo a secas.
La consola marcó el «boom» del entretenimiento electrónico en millones de hogares alrededor del mundo, aunque los jóvenes de hace 30 años no siempre valoramos esta innovadora tecnología. Los usuarios en aquel entonces éramos un poco cavernícolas en cuanto al uso y cuidado de los aparatos del hogar. Por poner un ejemplo cotidiano, si la televisión no se veía bien, unos buenos golpes bastaban para hacerla funcionar, o al menos esa era la creencia general.
Afortunadamente el Nintendo era muy resistente. Hoy en día ningún niño se atrevería a azotar su PS4, pero recuerdo claramente los momentos de frustración en aquellos años, luego ocho horas de juego ininterrumpido y perder contra el jefe final (¡había que empezar de nuevo desde el principio!); era una reacción muy común arrojar el control, golpear la televisión o desquitar tu ira contra el aparato en cualquier forma violenta. Además de una consola de videojuegos, el Nintendo era un punching bag.
Todos esos golpes y accidentes parecían no tener nada que ver con una falla recurrente de este sistema: eventualmente, el Nintendo no leía correctamente los cartuchos y no se podían jugar, al menos no al primer intento. Y para solucionarlo, el método más efectivo era soplar dentro de la ranura de los cartuchos.
Todos lo hacíamos. No se sabe exactamente cómo o quién comenzó esta práctica, pero era un mito urbano en un mundo que apenas comenzaba a globalizarse, y nadie sabía a ciencia cierta por qué soplarle a los cartuchos los hacía funcionar. Algunos creen que la humedad del aliento de alguna manera podría «reactivar» los conectores de lectura de la consola con el videojuego, aunque en realidad eso no tiene mucho sentido. Lo gracioso es que la técnica parecía funcionar permanentemente. ¿Cómo? ¿Por qué?
De hecho, es sólo un efecto psicológico, algo así como un placebo, una creencia para engañar a nuestro cerebro.
El conector de 72 Pins del primer Nintendo tenía errores de diseño. Los cartuchos no siempre conectaban correctamente y esto provocaba al usuario a sacarlos y meterlos una y otra vez hasta que funcionaran, pero la falla estaba en la consola. En 1993 salió al mercado un diseño diferente (NES 2) que corregía este problema. La solución fue que los cartuchos se insertaban verticalmente, y no de manera horizontal, como la versión anterior. Está comprobado que soplarle a los cartuchos, lo único que hace es dañarlos.
Eran las ansias de querer jugar y la necesidad de tener un método confiable para hacer funcionar la tecnología cuando tenía alguna falla, lo que nos daba la certeza de que el método funcionaba.
Hoy es muy sencillo buscar en YouTube un tutorial para limpiar cualquier hardware o consola, incluso el antiguo Nintendo. Sólo recordemos que hace 30 años no había Internet, y la palabra «tutorial» no tenía significado práctico en la vida cotidiana.
Referencias: Mental Floss