Con todo lo que ha sucedido recientemente en relación al tema del espionaje por parte de la NSA y las graves revelaciones de personajes como el estadounidense Edward Snowden, muchos gamers y personas en general se han comenzado a hacer una pregunta importante: ¿nos están espiando las consolas de nueva generación?

Xbox One y PlayStation 4 han estado disponibles desde finales de 2013 y aunque la consola de Microsoft incluye Kinect y la de Sony no viene con The Playroom, ambas presentan una potencial herramienta perfecta de espionaje para el gobierno y las grandes corporaciones (se menciona en varios reportes de Snowden y otras fuentes que algunas de ellas ya han colaborado con las instancias federales de diferentes países). Por si fuera poco, ya es bien sabido que las agencias gubernamentales –como las británicas– han considerado el uso de Kinect como un método de recolección de información sobre los ciudadanos.

Ante esta evidencia, muchas personas se han puesto a pensar si en realidad es buena idea tener un dispositivo como las cámaras de las consolas encendido y en la sala (o el cuarto) todo tiempo y la verdad es que la pregunta hace mucho sentido. Para empezar a entender la gravedad del asunto, es importante analizar las características de los mismos; Kinect es un buen ejemplo. La cámara de Xbox 360 (y ahora Xbox One) puede distinguir voces humanas del ruido general en la habitación, puede seguir los movimientos de las personas y como puede “ver” en la oscuridad, podría llegar a funcionar como una herramienta eficiente de monitoreo.

La pregunta no es tanto si sería posible que las cámaras de las nuevas consolas nos estén espiando, la pregunta es en realidad si ya nos están monitoreando o no. Esto siempre ha sido un asunto preocupante para la población del mundo y por eso, estos detalles sobre la privacidad ya se habían considerado desde antes de que Kinect y The Playroom salieran al mercado. En un esfuerzo por tranquilizar a los usuarios, Microsoft lanzó un informe sobre el tipo de información que guarda la cámara del Xbox One.

A pesar de que exista un documento de este tipo, no hay manera de saber si eso es todo o hay más funciones desconocidas para el ciudadano promedio. Claro que en realidad –y a pesar de todo esto– no tiene sentido volverse un radical, entrar en pánico y sacar las cámaras de las consolas de la casa. Hay que recordar que desde antes de que existieran estas cámaras, las consolas pasadas ya estaban conectadas a Internet y además, los documentos que se han revelado estos últimos meses demuestran que hay mucho más de qué preocuparse con respecto al espionaje. Sobre los documentos que ya se han revelado, se dice que Microsoft, por ejemplo, dejó que la NSA monitoreara video llamadas de Skype y que Verizon ayudó a la esta misma agencia a espiar las llamadas de ciudadanos estadounidenses.

Entonces, es obvio que más que tratarse de un escándalo global que sólo involucre a las consolas, tecnologías como las laptops, smartphones, tablets y hasta los autos tienen todas las capacidades para funcionar como herramientas de espionaje. Y claro que es posible tapar la cámara de una laptop con un pedazo de tape, desactivar los location services de un iPhone o en el caso de las consolas, apagar la cámara o simplemente, no tener Kinect o The Playroom.

Aún así, esa no es la solución porque siempre parece haber un dispositivo, app o sitio más que pueda estar monitoreando todo lo que hacemos. Si el gobierno o las empresas quieren algún tipo de información, encontrarán la forma de conseguirla. Esto ha sido una constante desde el inicio de los tiempos y aún con nada más que cartas e información hablada de persona a persona, el espionaje siempre ha existido (nótese que esto no significa que este tipo de monitoreo sea ético o esté bien). En realidad, la única diferencia que existe entre el pasado y el presente en este aspecto es que ahora hay más facilidades. ¿A ustedes qué les parece el posible espionaje por parte de las cámaras de las nuevas consolas? ¿Dejarían de tener una por esta razón?