Siempre es fascinante enterarse de hallazgos que la gente hace en juegos lanzados hace tiempo, y más cuando esos juegos tienen décadas existiendo, como lo que recién acaba de ocurrir con The Legend of Zelda: Ocarina of Time.
Primero un dato. Desde hace mucho se sabe que en el código de Ocarina of Time hay un Arwing -las naves que usan los protagonistas de Star Fox– enterrado. Es algo de lo que se tiene consciencia desde los 90, una década en la que los dispositivos GameShark estaban en su apogeo.
Con ayuda del GameShark para el Nintendo 64, los jugadores encontraron maneras de modificar el juego y de ver todo aquello que yacía enterrado en el código, incluido el Arwing.
Y ahora, gracias a los speedrunners, activar estos secretos se ha vuelto posible y sin necesidad de alterar el código de los juegos.
Bajo este contexto, la comunidad de speedrunners está conformada por personas que se dedican a acabar juegos lo más rápido posible, aún si ello implica crashearlos a través de la ejecución de comandos precisos que terminan por confundir los protocolos de un juego y que crean warps a los créditos finales.
A este método se le denomina «Ejecución arbitraria de código» y los speedrunners descubrieron que no solo sirve para llegar al final de un juego lo más rápido posible, sino también para hacer modificaciones, como posicionar ítems donde antes no estaban.
Fue de esta manera que el Arwing ha salido a la luz en Ocarina of Time sin necesidad de recurrir a un GameShark.
En el video de abajo verás la sesión de juego de un usuario que forzó la salida de varios Arwings miniatura en Kakariko Village que lo atacan sin cesar.
Aquí hay otro video también en Kakariko Village (ponle a partir del minuto 5:22):
¿Cuánto será posible hallar escondido en el código de un juego viejo ahora que los speedrunners están encontrando la manera de forzar su aparición?