Debo confesar que soy un fan empedernido de la saga del querido Maximiliano Dolor. Su historia, a pesar de ser una compilación burda de clichés y homenajes de películas, me atrapó de tal manera que pasé incontables horas tras el monitor llevando a Max por su sórdida y oscura jornada a través de las profundas calles de la ciudad de Nueva York. Incluso, la acción y detalle en la balística y el diseño de las armas de ambos juegos me inspiraron a iniciarme en la animación en un afán de imitar lo que veía en pantalla y, a mi manera, hacer un homenaje a la diversión que la creación de Dan Houser y Sam Lake me regalaron (por $600 pesos cada juego).
Muchos creyeron que la tercera parte de este juego jamás sería desarrollada. Rockstar llegó a declarar lo lejos que el siguiente capítulo de esta exitosa e innovadora franquicia estaba de ver la luz. Ahora, a poco más de un mes, estamos a punto de ser testigos de un éxito más realizado por Remedy y Rockstar.
Además, el clásico estilo narrativo de novela gráfica en las entregas anteriores regresa remasterizado para adaptarse a las tendencias cinematográficas modernas y, a la vez, reemplazar todos los tiempos de espera entre escenas.
Entre la impresionante cantidad de bondades que traerá la tercera entrega se incluyen las obvias mejoras en las gráficas, iluminación y los motores físicos que vimos en la secuela anterior; además, tiene una marcada atención tanto en la destrucción de objetos como en la simulación de peso y densidad tanto de las armas como de los modelos. Por ejemplo, Max, al ser controlado en tercera persona, adapta su torso y cuerpo entero de forma realista para seguir disparando en la dirección que uno desee, lo que le agrega una sensación más cinematográfica y envolvente a la acción.
Rockstar le ha puesto mucho empeño a sus sagas desde GTA IV, y Max Payne no será la excepción. Situado en las calles de la ciudad brasileña de São Paulo, nuestro protagonista, ahora más cínico, depresivo y desgraciado que nunca, consiguió un trabajo alejado de su elemento natural cómo especialista de seguridad para un magnate local, cuya esposa fue secuestrada por quién sabe qué grupo delictivo. Para gozo de muchos, el actor de doblaje original (James McCaffrey), así como el hombre que prestó su cara en el capítulo anterior (Timothy Gibbs), regresarán para darle un mayor continuidad a esta aventura.
Para seguir la tendencia del mundo de las consolas modernas, este juego promete un sólido modo multijugador que incluye un Team Deathmatch llamado Gang Wars, y Payne Killer; en este, todos los jugadores tendrán que formar equipo para matar a Max y su nuevo compañero, Raoul Pasos.
Max ahora gira, se tambalea, golpea, corre y se lanza frenéticamente para evitar las balas. El impresionante motor de física desplegado en los tráilers, muestra una evolución en los movimientos de los personajes que son alcanzados por las balas o las explosiones del escenario. Esto promete ser un festín de sangre y violencia para todos. Como bien lo ejemplifica el video. La capacidad de cargar dos armas regresa —y evoluciona— a la hora de combinar el poder destructivo de una escopeta recortada con la acción semiautomática de la siempre confiable Desert Eagle cromada de Maxie.
Hay muchas cosas por esperar en esta nueva entrega. La historia parece ser menos melodramática que las anteriores. El movimiento fluido de los personajes durante el bullet-time parece adaptarse mejor a la jugabilidad, y el realismo con el que se modeló cada enemigo, cada arma, incluso cada bala, no hacen sino garantizar una experiencia única que muchos juegos no llegan a completar de manera exitosa.
Max Payne 3 estará disponible en mayo de este año para PC, PlayStation 3 y Xbox 360. No esperen que interactúe con el Kinect, así que guarden esas armas de juguete y regresen el colchón sobre el que pensaban lanzarse al desván.