¡Oh, los juegos de antaño! Cuando la gente piensa en ellos y en la razón de por qué muchas personas los siguen jugando, siempre hay una palabra que se nos viene a la mente. No, no es por fanboys, sino por nostalgia.
En el ámbito de los videojuegos, la nostalgia puede funcionar de dos diferentes maneras: de forma positiva al traer de vuelta buenos recuerdos que formaron parte de nuestro crecimiento, pero también de manera negativa al hacer que rechacemos cualquier cosa nueva que salga a la venta debido a nuestra devoción a la vieja escuela, lo que provoca que simplemente nos limitemos a las mismas cosas una y otra vez.
Pero entonces ¿qué sucede cuando el nuevo contenido simplemente carece de la habilidad de retener nuestra atención lo suficiente para realmente disfrutarlo? Esto es algo que ha rodeado la mente de muchos con el despertar de las nuevas generaciones de consolas.
Y es que en cada una ha habido juegos que sí cumplieron con nuestras expectativas y otros que fueron realmente terribles. Sin embargo, en la nueva era en la que vivimos, las cosas han cambiado un poco, ya que parece haber más hardware poderoso que software realmente disfrutable, lo que nos hace pensar si la nueva guerra de consolas tiene que ver menos con nostalgia y lealtad hacia una marca y más con que los juegos ya no son tan divertidos como lo eran antes.
En una opinión totalmente personal, creo que actualmente no existen juegos tan divertidos como los de antes. ¿Por qué? Al inicio creí que era por mi propia nostalgia con la diversión que tuve con mis viejas consolas y que después de ser un poco duro con los nuevos juegos intenté probar algunos de ellos. Sin embargo, he comenzado a pensar que en realidad no se trata de eso.
Como todos ustedes saben, siempre jugamos videojuegos en el pasado por una razón: para divertirnos, y no para demostrar al mundo qué consola era mejor. Sí, teníamos debates interesantes con nuestros amigos sobre por qué una consola superaba a la otra, pero cuando llegábamos a casa, nada de eso importaba. Incluso, suena a que éramos más inteligentes en aquella época con respecto a este tema debido a que simplemente no teníamos cosas como YouTube.
De hecho el concepto de lealtad a una consola suena muy absurdo y lamentablemente se ha convertido en un argumento válido para tener un gusto por un sistema en específico. Otro problema al que se enfrenta la actual generación, es que muchas personas no han estado adentradas en la industria de los videojuegos lo suficiente para conocer lo que hay más allá y terminan jugando en una sola consola.
Desgraciadamente, esta mentalidad ha hecho que los nuevos jugadores atraigan a varios de los antiguos con la mentalidad de «si no puedes con ellos mejor úneteles» y terminan conformándose con un solo género de juego. Uno de los mayores factores que ha provocado lo anterior es el estatus social.
Y es que no es secreto que actualmente vivimos en una sociedad en la que importa más cuántos seguidores tenemos en Twitter o cuántos trofeos o logros desbloqueados aparecen en nuestra cuenta de Xbox o PlayStation, además de que dependiendo de qué género te guste es cómo te verán las demás personas: ¿juegas Call of Duty? entonces eres genial; ¿juegas Super Mario Galaxy? entonces sigues siendo un niño.
Esto provoca que, por medio al qué dirán, muchas personas se abstengan de jugar cosas diferentes. Cuando la gente sigue este patrón, es difícil que se vendan otra clase de juegos, lo que provoca que los desarrolladores no se atrevan a crear nuevas cosas que no cumplan con la “norma” de esta generación.
Todo lo anterior nos lleva a los shooters, los cuales son considerados por muchos como el mejor género de la pasada y la actual generación. Y, por supuesto, lo que los convierte en juegos de disparos son las armas, algo inalcanzable para la mayoría de las personas y que, el poder tenerlas y usarlas al menos de forma virtual, les da una gran satisfacción. El problema está en que cuando los demás juegos quieren imitar las mecánicas de este género, acaban siendo decepcionantes cuando los usuarios descubren que, aunque los disfracen con otros nombres, al final del día su núcleo es el mismo que el de un shooter.
Existe otra razón por la que creo que los juegos actuales no son tan divertidos como los de antes: por sus historias. A pesar de que éstas siempre han existido en los videojuegos de alguna forma, incluso en la época del NES con sus limitantes técnicas, en realidad no eran la razón principal para jugar. De hecho, la mayoría de nosotros presionábamos los botones rápidamente para saltarnos todas esas escenas e ir directo a la acción. Y es que en aquella época, las historias eran básicamente pedazos de texto que había que leer y por supuesto leer era algo que dejábamos para la escuela.
No me malinterpreten, no hay nada de malo con que un juego cuente con una historia propia, siempre y cuando ésta no sea la principal razón para jugar. Y es que muchos desarrolladores de hoy en día quieren contar una buena historia en lugar de crear un buen juego, y la mayoría de las veces, cuando hacen eso, el gameplay de estos títulos se vuelve aburrido y repetitivo incluso después de jugarlos tan sólo un día. Para este tipo de situaciones existen géneros específicos como los RPG, en donde a pesar de que la historia es un factor muy importante, ésta nunca eclipsa a las mecánicas principales del juego, ya que tiene reglas muy bien establecidas.
Y es que ¿quién quiere rejugar un título del cual ya conocemos su historia completa cuando su gameplay es pobre? Lamentablemente, muchos juegos de las últimas generaciones caen en esta situación, especialmente si no cuentan con características en línea y lamento decirlo, pero no, los trofeos y los logros no son suficientes para compensar este hecho.
También creo que el realismo es otro error de muchos de los juegos de ahora, ya que existen muchos desarrolladores que parecen no saber cómo usarlo de manera correcta. No hay nada de malo en querer usarlo, pero hacerlo de forma incorrecta puede tener un gran impacto en el producto final. Y no me refiero a realismo sólo para la parte gráfica, sino también para las físicas del juego.
Y es que mientras más realistas intentan ser algunos juegos, al final, al querer imitar las mismas reglas de la física que en el mundo real, los transforma en algo soporífero. ¿Se imaginan lo aburrido que sería un título de Mario si siguiera dichas normas al pie de la letra? De hecho, el poder romperlas es lo que los hace divertidos y variados en primer lugar.
Al final, todo parece indicar que las compañías no necesariamente han olvidado cómo hacer un juego, pero sí cómo mantener interés por él. Además, éstas gastan cantidades estratosféricas de dinero en entregas que sólo llaman nuestra atención por un tiempo, y para seguirlo haciendo y tenernos atados, lanzan iteraciones de la misma franquicia de forma muy seguida y las disfrazan con elementos supuestamente nuevos pero al final resulta que estamos jugando lo mismo una y otra vez.
Probablemente me encuentre equivocado en mi postura o tal vez no, pero agradezco que aún existan desarrolladores allá afuera que apuestan por el contenido nuevo y fresco (aunque arriesgado) en lugar de irse a la segura con lo mismo de siempre.
¿Tú qué opinas? ¿Prefieres los juegos de ahora o los de antes? ¿Por qué? Realmente me gustaría saber tu opinión.