La espera terminó y el remake de Resident Evil 3 ha llegado, un título que quiere seguir y superar los pasos de su predecesor, el refrito de Resident Evil 2, juego que llegó apenas el año pasado y que nos hizo volver a creer en esta franquicia de survival horror (porque si bien Resident Evil 7: Biohazard -lanzado en 2017- es un buen juego de terror, en realidad no parece pertenecer a la serie).
Resident Evil 3 está construido sobre las bases del original Resident Evil 3: Nemesis de 1999, un juego más enfocado en la acción que en el horror, y el propósito del desarrollador y publisher Capcom con este remake es obvio: atraer a los veteranos de la saga y seguir complaciendo a los gamers más jóvenes que se enamoraron del remake de RE2.
El personaje principal es Jill Valentine, integrante del equipo de fuerzas especiales S. T. A. R. S. y sobreviviente de los eventos del primer Resident Evil, quien ahora deberá escapar de Raccoon City durante el brote de T-virus mientras elude a Nemesis, un arma biológica desarrollada por Umbrella para específicamente liquidar en la ciudad a los S.T.A.R.S.
Entrados en materia, quizá lo más sobresaliente es el ritmo acelerado que desde el inicio impera en el juego, pues apenas se toma el control cuando ya tenemos a la protagonista corriendo por su vida y envuelta en situaciones de acción.
Esto no quiere decir que el terror, la tensión y la desesperación hayan desaparecido del todo, pues en muchas ocasiones lo único que se desea es llegar en cuanto antes al safe room.
Pero lo que sí es necesario apuntar es que, a diferencia de RE2, Resident Evil 3 es un juego más lineal, pues no recurre a esos momentos que involucran buscar un objeto, encontrarlo y trasladarlo a otro punto distante del mapa para hacer funcionar un mecanismo o abrir una puerta, lo que se traduce en un cambio constante de escenarios.
Otro gran cambio reside en el gameplay y es la habilidad de la protagonista de esquivar ataques, un sencillo pero útil movimiento que saca del apuro cuando las hordas de zombies y monstruos acorralan y que conviene dominar.
El movimiento ya estaba en el original RE3, pero la particularidad aquí es que si se ejecuta en el momento exacto el juego da la opción de contraatacar en una suerte de cámara lenta, y si se logra dar en el blanco se obtiene un fugaz espectáculo.
En RE3 hay una cantidad considerable de armas y la munición es un aspecto por el que jamás se sufre, aún si se juega en la dificultad más alta; en otras palabras, el juego no orilla a diseñar una estrategia con los recursos -como pasaba en RE2– ni a administrar los espacios de almacenamiento en el recorrido (y eso que también regresan los objetos que ocupan doble espacio, como las armas grandes).
Jill se pasea por una Racoon City reinventada que desborda detalles, gracias al motor gráfico RE Engine -utilizado por primera vez en Resident Evil 7: Biohazard y luego en Resident Evil 2 y Devil May Cry 5), y es imposible no asombrarse ante el trabajo de iluminación y atmósfera lúgubre que nos transporta a la ciudad.
Este ahínco en los detalles también aplica para los personajes y monstruos, y sobre estos últimos hay que destacar su amplia variedad que va desde zombies y perros, hasta los hunter gamma que salen en las alcantarillas y por supuesto el aterrador Nemesis, de quien ahora es más difícil escapar, pues cuenta con nuevos ataques y movimientos que muchas veces se traducen en tenerlo frente a nosotros en un abrir y cerrar de ojos, un factor de diversión y frescura que se hace presente en este refrito.
A diferencia del original RE3, Jill comparte (a ratos) protagonismo con Carlos Olveira y vale la pena resaltar que Capcom ahora hizo que todos los personajes importantes tuvieran personalidad propia, algo que ya se podía inferir desde el primer avance del juego.
Hablando de Carlos, a él se le controla en zonas de la ciudad que resultarán nuevas para los veteranos de RE3, quienes además, sin soltar ningún spoiler, notarán que la historia fue alterada para adaptar de una mejor manera los acontecimientos de RE2 -recordemos que ambos juegos se desarrollan casi al mismo tiempo.
Los puzzles no se parecen a los de de 1999, así como tampoco los caminos y objetivos, pero sí hay algunas secciones con las que será imposible no acordarse del viejo RE3 y que impactan directo en la nostalgia.
La música y diseño de audio son impresionantes, ya que tomaron algunas pistas del RE3 de 1999 y las reinventaron con una orquesta real, mientras que si juega de noche y a buen volumen se puede escuchar perfectamente a los zombies comiendo tripas o a Nemesis acercándose.
Por supuesto RE3 tiene sus detalles.
Los zombies muchas veces se quedan chocando con las paredes sin representar amenaza alguna, mientras que entre recibir un ataque de Nemesis y levantarse pasa un lapso considerable en el que nadie ataca, a pesar de encontrarse rodeado, es decir, este es un juego que en realidad no representa desafío para quienes gusten de un buen reto.
Pero sin lugar a dudas es la corta duración -alrededor de seis a ocho horas de juego- lo que deja el mayor sinsabor de la experiencia.
Resident Evil: Resistance
Capcom no trajo de vuelta el modo Mercenarios del original RE3, pero en su lugar nos entrega un multijugador online asimétrico para cinco jugadores (4v1) llamado Resident Evil: Resistance en el que es posible elegir entre el bando del cerebro o de los sobrevivientes.
Del lado de los sobrevivientes, podremos escoger a uno de entre seis personajes con habilidades diferentes (por ejemplo, más fuerza, más resistencia o una inteligencia superior) para exprimirlas al máximo y ganar la partida, mientras que del lado del cerebro podremos valernos de un sistema de cámaras instaladas en todo el escenario, así como de trampas y enemigos para obstaculizar a los sobrevivientes.
Queremos aclarar que nos fue imposible iniciar una partida como cerebro, pues al parecer es una modalidad muy solicitada y los tiempos de espera pueden ser absurdamente prolongados.
Sin embargo, jugamos como cerebro en práctica y podemos afirmar que es el más complejo, pues requiere estar vigilando y switcheando entre cámaras a cuatro personas al mismo tiempo.
Como cerebro se puede poner monstruos en la partida (a quienes es posible controlar para pasar de ser espectador a partícipe de la batalla), e interactuar con varios objetos como apagar las luces, cerrar las puertas e incluso activar y desactivar mecanismos.
Como sobreviviente los controles y el gameplay son un poco diferentes a los de la campaña, pues no hay botón de esquivar, y cada vez que se le dispara a un monstruo se irán sumando segundos al cronómetro para terminar la misión.
Por otro lado, cada cierto tiempo habrá tiendas para gastar los créditos que se ganan al matar monstruos, avanzar y lograr objetivos, y en ellas se pueden comprar elementos de curación y armas.
En muchos casos el lag hizo de las suyas, pero es entendible al ser RE3 un juego nuevo, y solo esperemos que Capcom se meta de lleno a este modo y lo vaya puliendo para hacerlo más disfrutable.
En conclusión, Resident Evil 3 es un título que en definitiva se debe jugar, más si se es fan de la saga o de los juegos de horror o incluso de los de acción y disparos.
Es verdad que la historia principal dura muy poco y que es lineal y no supone reto por la cantidad de armamento al que se tiene acceso desde el inicio, y aunque en términos generales se queda por debajo del remake de Resident Evil 2, es una bienvenida adición al catálogo de RE.
Calificación: 8.0/10
Resident Evil 3
Año: 2020
Versión revisada: PlayStation 4
También disponible: Xbox One y PC
Desarrollador: Capcom
Publisher: Capcom
*Con información de Antonio «El muppet» Villanueva.