Decir que un juego de Rockstar es el centro de un estudio cuyas conclusiones son que tiene altos valores didácticos, sería impensable en décadas pasadas. Después de todo, hablamos de la desarrolladora y publisher que por títulos como Grand Theft Auto III, Bully y Manhunt fue atacada persistentemente por políticos y asociaciones de padres de familia a lo largo de los dosmiles.
Pero ahora nos encontramos en un momento en el que Rockstar, sin reducir el nivel de violencia de sus juegos, llega con propuestas que toman múltiples años de desarrollo por el realismo y atención al detalle que les imprime, de manera que pensar en valores didácticos de alguno de sus títulos dejó de ser un disparate desde hace tiempo.
Lanzado originalmente en 2018, Red Dead Redemption 2 pone a los usuarios en un mundo abierto ubicado en el ocaso del Viejo Oeste y es considerado como uno de los casos que mejor ejemplifica el rol que desempeñan los videojuegos como manifestaciones artísticas.
Ahora la Universidad de Exeter y el Colegio Truro y Penwith elaboraron un estudio basado en las manifestaciones de vida animal que presume el juego, pues cuenta con alrededor de 200 especies simuladas repartidas a lo largo de su inmenso mapa.
De las pruebas realizadas para el estudio, una de las conclusiones es que aquellos participantes que jugaron Red Dead Redemption 2 fueron capaces de identificar 10 de 15 animales en ejercicios de opción múltiple, tres veces más que aquellos que desconocen el juego.
También fue posible concluir que quienes lo jugaron tienen más conocimiento sobre comportamiento de vida animal y ecología, e incluso uno de los participantes refirió que gracias al juego supo identificar a un carnero que está a punto de atacar, lo que en una situación real lo salvó de salir lastimado.
Las consecuencias de la cacería furtiva también son abordadas por Red Dead Redemption 2. El Dr. Matthew Silk de la Universidad de Exeter subrayó la manera en que, cuando los usuarios comienzan a dispararle a los periquitos de Carolina, el juego advierte que están en peligro de extinción (la especie efectivamente se extinguió en 1918, año posterior a la época en que se desarrolla la aventura).
Por último, Ned Crowley del Colegio de Truro y Penwith dijo que nadie espera que los juegos de altos presupuestos contengan mensajes sobre conservación, pero que los educadores y conservacionistas deberían aprender ciertas técnicas del espectro del gaming, como inmersión y concientización de las acciones.
“Los videojuegos son muy populares y deberían ser tomados en serio por ecologistas y conservacionistas como una fuerza de comunicación”, concluyó.