Kinect fue una iniciativa que se antojaba innovadora y con potencial cuando llegó a finales de 2010.
En sus versiones para Xbox 360 y Xbox One implementó sensores de movimiento, tecnología infrarroja, reconocimiento de gestos y habla, y detección de hasta cuatro personas, entre otras características.
En el papel todo se antojaba revolucionario, pero lo cierto es que en la práctica Kinect estaba limitado a cierto tipo de propuestas.
Además, el anuncio de que la versión de Xbox One debía estar conectada a la consola todo el tiempo levantó temores en torno a la privacidad de los usuarios.
A la postre, Microsoft dejó de lado la obligatoriedad de que Xbox One tuviera Kinect conectado y luego comenzó a vender la consola sin el periférico incluido.
La popularidad de Kinect cayó estrepitosamente y con el tiempo Microsoft dio por terminado el soporte.
Pero para caso de que estuvieras considerando que la compañía reviviría el periférico con Xbox Series X, déjanos decirte que ocurrirá todo lo contrario, pues el último clavo del ataúd lo acaba de poner Phil Spencer.
En el comunicado en el que el líder de Xbox habló sobre los puntos a considerar de Xbox Series (y sobre la incorporación de Project xCloud y Xbox Games Pass en un solo paquete), hubo un apartado dedicado a la retrocompatibilidad de la consola de próxima generación.
Spencer aseguró que en Xbox Series X será posible jugar los títulos de cuatro generaciones de Xbox desde el día uno, pero aclaró que la excepción serán los títulos de Kinect.
‘Es nuestra intención que todos los juegos de Xbox One que no requieran Kinect puedan jugarse en Xbox Series X desde el lanzamiento de la consola’, dijo.
Con esta sentencia, Spencer confirmó tácitamente que no hay ninguna intención de incorporar la tecnología de Kinect en su nueva consola.
Así que si eres una de las personas que querían que ese periférico regresara en una nueva versión, será momento de despedirse de cualquier esperanza.