Parece que los videojuegos en formatos físicos del pasado tendrán un revival tal como sucedió (y sigue sucediendo) con la música en vinil.
Se antoja como una contradicción si consideramos que en la industria del videojuego los títulos digitales están normalizados en los usos y costumbres de la comunidad, haciendo que firmas grandes como Sony y Microsoft incluso apuesten por lanzar versiones de sus consolas sin drive para disco.
Pero lo cierto es que hay developers y publishers que están enfocadas en que sus próximos desarrollos salgan en consolas viejas.
Limited Run Games, una firma especializada en rescatar y remasterizar juegos del pasado que corren el riesgo de quedar en el olvido, está lanzando ediciones especiales de algunos de estos títulos en sus formatos de origen.
Tan solo observemos lo que hizo recientemente con Zombies Ate My Neighbors, icónico título de la era de 16 bits que trajo de vuelta a plataformas actuales y que cuenta con una edición especial (agotada) que incluye el juego contenido en un cartucho de Super NES.
Desde luego hablar de Limited Run Games es hablar de una firma con buenos volúmenes de ventas y que sabe cómo hacer negocio a partir de la nostalgia y pasión del fandom.
Pero hay sellos independientes que, sin tener ese nivel de exposición, están creando juegos que saldrán a la venta en formatos que actualmente están en desuso.
Por ejemplo, la publisher Incube8 Games, la productora Spacebot Interactive y el estudio independiente Carmelo Electronics anunciaron que sumaron esfuerzos para crear y comercializar Pine Creek, un juego que saldrá en cartucho de Game Boy Color.
Y también está el caso de Retro Modding, una compañía fundada en 2016 que tiene, en sus palabras, la misión de asegurar la longevidad de los sistemas portátiles retro. La firma recién terminó una ronda en Kickstarter que le permitirá seguir desarrollando Infinity, un RPG que saldrá en Game Boy Color, aunque a diferencia del caso anterior estará disponible en Steam.
El regreso de los juegos en formatos viejos quizá no tenga la misma fuerza de la música en vinil, pues además no cuenta con una industria en nuevos bríos, como la de la fabricación de tornamesas. Pero es un referente de que hay un sector de perfil nostálgico y coleccionista que está dispuesto a gastar para desempolvar sus máquinas viejas y darles más vida.