A pesar de que dejó de fabricarse hace más de una década, la familia Game Boy sigue siendo una de las más icónicas de Nintendo.
Mucho antes de la popularidad de las líneas Nintendo Switch y Nintendo DS, Game Boy era aquella a la que por excelencia acudían los entusiastas del juego portátil.
A lo largo de su existencia, Game Boy demostró ser mucho más que un conglomerado de consolas portátiles de videojuegos, de manera que a través de esa línea fuimos testigos de avances tecnológicos que en su momento se antojaban salidos de los supuestos más especulativos de la ciencia ficción.
Uno de esos avances fue Game Boy Camera.
Lanzada en febrero de 1998, la idea detrás de Game Boy Camera era darle a los usuarios otro tipo de experiencia interactiva que apelara más a su creatividad y con la que pudieran generar contenido.
Game Boy Camera se insertaba a manera de cartucho y con ella la consola se convertía en una cámara digital de baja resolución (incluso en ese entonces) en escala de grises.
Además de tomar fotos, los usuarios podían editarlas y crear dibujos originales. Incluso se puede hablar de una de las primeras demostraciones del formato selfie tal como lo conocemos ahora, pues la cámara podía voltearse hacia el frente.
Más allá de tomar fotos y verlas en la pantalla de Game Boy, con esta cámara Nintendo apostó por funciones a través de plataformas y dispositivos. Por ejemplo, la finalidad más obvia era imprimir las imágenes capturadas con ayuda de la Game Boy Printer (periférico del que contamos a detalles aquí), mientras que otras tareas más complejas incluían transferir las fotos a través del Transfer Pak a un disco floppy de 64DD y crear modelos tridimensionales a partir de ellas.
Game Boy Camera fue compatible con toda la familia Game Boy, con excepción de Game Boy Micro, y en su momento consiguió el Récord Guinness de cámara digital más pequeña del mundo.
Su producción terminó en 2002.