Los pleitos legales que enfrenta Nintendo como consecuencia de las fallas de los Joy-Con de Switch parece que están lejos de terminar.
Las demandas iniciaron en 2019 y se fundaron en el drift que presentan los sticks de los Joy-Con (detectan movimiento aún cuando no están en uso), lo que orilló a Nintendo a implementar una política de reparación sin costo.
En 2020 los pleitos legales tomaron un giro cuando la organización francesa de defensa del consumidor UFC-Que Choisir demandó a la Gran N tras encontrar evidencia de obsolescencia programada en los controles del Switch, de desgaste inusualmente prematuro en los circuitos y de defecto en la hermeticidad.
Ahora la compañía enfrenta una nueva demanda interpuesta apenas esta misma semana en los tribunales de Seattle y dentro de los documentos ofrecidos como prueba figura un análisis técnico robusto realizado por un experto a los componentes internos de los Joy-Con.
De la demanda -publicada en su integridad por Polygon– se desprende que el motivo del reclamo es que tras solo tres meses de uso la consola del demandante (un menor de edad representado por su madre o tutora) presentó drift en sus controles.
Los Joy-Con fueron reparados gratuitamente por Nintendo, pero poco tiempo después volvieron a mostrar drift, situación que se repitió con un nuevo set de Joy-Con que el demandante compró aparte y con otro Nintendo Switch que adquirió en este 2020.
La demanda es extensa y apunta que Nintendo sabe perfectamente en qué versa el problema de sus controles, y aún así se niega a modificar la manufactura o la elección de materiales.
Un apartado de la demanda está centrado en evidencia fotográfica de los Joy-Con abiertos para ver sus componentes.
Cuando se afirma que una de las causas principales del drift es un desgaste de materiales que provoca la acumulación de partículas que a su vez actúan como agente abrasivo, la demanda se apoya en imágenes tomadas a escala microscópica en las que se aprecia con claridad el residuo.
Cabe recordar que una de las exigencias de la primera demanda interpuesta en 2020 contra Nintendo es que la empresa modifique sus materiales y procesos de manufactura.