La pandemia de coronavirus ha obligado a las parejas a pasar una cuarentena por separado, quitando la posibilidad de encontrarse, verse o simplemente abrazarse.
La crisis sanitaria ha tenido fuertes consecuencias en la salud mental. La pandemia ha roto con algunos de los cimientos más fuertes de las relaciones interpersonales y amorosas.
Desde que, a nivel mundial, se estableciera el aislamiento social para evitar la propagación del virus inmundo, las parejas han tenido que adaptarse y refugiarse en las pantallas, los mensajes, un plan de datos ilimitado o una estable conexión a WiFi.
Porque esa es la realidad: la tecnología es la única que ha materializado lo intangible. Si bien no es ninguna novedad que la era digital transformara las relaciones, sí lo es que se trate de nuestra única opción.
Esa es la gran diferencia: antes podíamos decidir si mantener una relación a distancia detrás de una pantalla, pero ahora es la única alternativa que tenemos (al menos en lo que volvemos a la «nueva normalidad»).
Lo interesante radica en que, en tiempos de coronavirus, el amor se ha manifestado en múltiples situaciones.
Hay diversos grupos: los que deciden volver a llamar al ex (aunque sepan que ya todo está perdido y que no hay mucho por hacer), los que deciden tener un ligue pasajero (¿o duradero?) por medio de aplicaciones de ligue como Tinder o Bumble, los que intentan mantener a toda costa su relación o los que simple y sencillamente buscan reciprocidad en el intercambio de nudes (admitámoslo, muchos hemos caído en eso).
¿Qué tan válido o sustancial es querer a alguien a través de una pantalla? ¿Cómo poder saber si realmente es querer o es simplemente un escape o un auto engaño? ¿Cuál es la delgada línea entre el miedo a estar solo y realmente estarlo incluso teniendo pareja? ¿Qué tanta dedicación se requiere para mantener una relación basada en redes virtuales?
Decidimos recopilar algunos testimonios para no sentirnos tan solos en esta situación y para conocer cómo es que las parejas han tenido que sobrevivir al apocalipsis con ayuda de la tecnología. Los testimonios nos brindan diversas perspectivas sobre la dificultad de mantener relaciones a distancia.
Fabiola Langle- 26 años de edad:
«Al principio sí estábamos desesperados y ya después estábamos más hechos a la idea. Platicábamos por Whats todo el día y sólo hemos tenido dos videollamadas. Yo sentía impotencia porque quería estar con él, sentirlo y besarlo. En cuanto al tema de sexualidad, sí nos ha costado mucho trabajo; sabemos que hace falta y que lo necesitamos. El cambiar la rutina sí pesa, pero si queremos que funcione, sabemos que tenemos que echarle ganas y esto podrá ayudarnos a adaptarnos a otros cambios más adelante».
Diana Rosario- 26 años de edad:
«La última vez que vi a mi novio fue a finales de marzo y sus papás ya no quisieron que me viera porque sigo trabajando y soy un foco de infección. Me sentí mal, pero ya después entendí. Nos hemos estado comunicando por Whats y eso no ha cambiado para hablar de lo que sea. Yo la verdad no soy fan de las videollamadas, no me gustan, pero a él sí le gustan, entonces he tenido que ceder y casi siempre lo hacemos los sábados. Seguimos hablando por teléfono a veces, pero la realidad es que nada se compara con ver a la persona. A mí sí me ha costado mucho trabajo. Hemos tenido problemas de comunicación porque tengo que seguir yendo a trabajar y estoy estresada, y ya no tengo tanta paciencia para algunas cosas. Ando triste y luego ni quiero hablar, entonces me siento más alejada de él. Tengo esperanzas de que todo mejore.«
Janine Bacquerie- 27 años de edad:
«Ha sido difícil, pero creo que cuando se tiene cariño, no es tan difícil. Lo difícil es aguantar las ganas de ver a la otra persona, pero cuando sabes que lo que sientes es tan intenso y es correspondido, entonces la espera va a valer la pena. Sólo tienes que ser paciente. Además es muy bonito saber que en verdad te puedes enamorar hablando con alguien diario, conociendo a la persona y creo que lo demás llega por añadidura. Para mí ha sido una muy bonita experiencia en esta primera vez de relación a distancia. Lo único que ha pasado es que mis sentimientos se potencien y querer que el momento en el que nos veamos ya llegue para que todo explote, pero mientras tanto está creciendo»
Daniela Cervantes– 28 años de edad:
«Fue un cambio muy rápido, pero lo padre de esto es que ambos estamos ocupados, pero sabemos que aquí seguimos. No somos muy fans de hacer videollamadas, ni tampoco llamadas. Sólo usamos WhatsApp o notas de voz. Antes, mi novio sí me hablaba mucho, pero ahorita ya no hay tanta privacidad en nuestras casas. Se ha modificado nuestra comunicación porque hasta ahora no hay nada increíble qué contar. Los días han sido muy monótonos y no ha sucedido nada increíble, entonces nuestras pláticas no son las más profundas, pero aquí seguimos y sé que si le marco, él va a responder. Las circunstancias nos hacen vivir días muy aburridos en los que no hay mucho qué contar, pero esto me ha hecho ver que somos muy fuertes porque aunque no haya algo divertido para platicar, ahí seguimos. Es muy diferente contar un chiste en Whats, que en persona. Ya cuento los días para verlo y podría decir que en estos tiempos siento más su apoyo, que cuando nos vemos. Nos ha servido mucho para madurar.»
Contrario a lo que cualquiera pudiera creer, hay muchas relaciones que no necesariamente encuentran comodidad en las conversaciones por videollamada. Las aplicaciones de mensajería instantánea han sido el principal respaldo para mantener la comunicación entre parejas a distancia.
Irónicamente, el aislamiento ha unido al mundo entero y, de acuerdo a los relatos que nos han compartido, la distancia entre parejas ha sido complicada, pero todas coinciden en que la espera valdrá la pena y que será aún mejor cuando puedan encontrarse de nuevo. Además, estos momentos complicados han puesto a prueba aquellos cimientos formados y la tecnología ha sido la única aliada para seguir fortaleciendo esas bases.
Sí, los tiempos han sido difíciles, pero a veces lo intangible es lo que mayor fuerza nos puede dar para seguir adelante.