La mañana de este jueves un viejo, temido pero funcional sonido volvió a despertar a la Ciudad de México. Tras un sismo de 6.2 grados (preliminares) originado en Veracruz, la alerta sísmica se activo en la capital del país y otros estados que cuentan con este sistema de prevención.
Si bien el peculiar sonido de la alerta sísmica tiene la capacidad para poner nervioso a más de uno, lo cierto es que hablamos de una herramienta que promete reducir los riesgos de la población, entregando algunos segundos entre la detección del sismo y la llegada del mismo a ciertas ubicaciones que son funcionales para que la población se ubique en un lugar seguro.
La alerta sísmica ha acompañado a los mexicanos desde hace ya algunos años, iniciando operaciones en diversas regiones consideradas como de gran actividad sísmica para después desplegarse en otros estados fuera de esta calificación, pero con riesgos mesurados.
Tras el susto de esta mañana y la promesa alrededor de la alerta sísmica, lo que queda por entender es el funcionamiento de este sistema y la tecnología que hay detrás.
A continuación te explicamos algunos de los detalles clave para entender cómo funciona la famosa alerta sísmica en nuestro país.
¿Qué es la alerta sísmica?
El nombre oficial de la alerta sísmica es Sistema de Alerta Sísmica Mexicano (SASMEX), misma que nació hacia 2005 como una iniciativa de los gobiernos de Oaxaca y la Ciudad de México en coordinación con la Secretaría de Gobernación, que buscaba integrar al Sistema de Alerta Sísmica de la Ciudad de México (SAS) y al Sistema de Alerta Sísmica para la Ciudad de Oaxaca (SASO).
Cinco años más tarde, el entonces gobierno del Distrito Federal actualizó el SAS para ampliar la cobertura sísmica a 64 estaciones sismo-sensoras para cubrir las regiones de Jalisco, Colima, Michoacán, Puebla, a la vez que complementó la red en Guerrero. Con esta inversión, la infraestructura alcanzó un total de 97 estaciones sismo-sensoras.
¿Cuándo y cómo se activa?
La alerta sísmica se activa para la población cuando se detecta un sismo con una magnitud cercana a los 6 grados mediante los sistemas de medición del SAS.
Los sensores del SAS detectan las ondas sísmicas superficiales, las cuales son causantes de los daños producidos por los movimientos telúricos en las construcciones. Estas ondas poseen una velocidad de propagación de entre 3.5 y 4.0 kilómetros por segundo, lo que significa que, pro ejemplo, tardan entre 75 y 85 segundos en viajar de Guerrero la Ciudad de México.
Una vez que los sensores de la alerta sísmica detecta estas ondas, realiza un cálculo para determinar la liberación de energía y determinar si se está ante un sismo fuerte.
Cuando es el caso, la información se envía mediante radio a sistemas de cómputo ubicados en las ciudades bajo cobertura del SASMEX considerando dos tipos de alerta: alerta pública y alerta preventiva. Si los efectos del sismo se estiman en efectos moderados, se emite la alerta preventiva; si se estiman en efectos fuertes, se emite la alerta pública.
¿Cómo se difunde al alerta sísmica?
La alerta se difunde empleando protocolos NWR (National Weather Radio) y códigos SAME (Simple Area Message Encoding) desarrollados en Estados Unidos bajo la NOAA (National Oceanographic and Admospheric Administration).
En cuanto a las fuentes de energía, la alerta sísmica utiliza fuentes de energía autónomas que aprovechan la energía solar, al tiempo que utiliza elementos alternos y redundantes en los sistemas de comunicaciones para garantizar el monitoreo y alertas en todo momento.