Hay diferencias notables entre el código propietario y el que es de código abierto. El primero para empezar, es simplemente inaccesible a los que no trabajan en él y un ejemplo evidente es por ejemplo Windows, que hay que decirlo, es un sistema muy complejo pero que ha logrado colocarse en más del 85% de las computadoras de todo el mundo y de ahí su importancia. Por otra parte, el código abierto representa la idea de poder no sólo entender cómo es que funcionan los programas que usamos sino además, el poder modificarlos para nuestras particulares necesidades, en caso de que tengamos que meternos en esta tarea.
Pero resulta que muchas veces el código abierto, el código escrito en algún lenguaje, contiene las formas particulares de ser de los programadores que han desarrollado esas líneas de código. Y ahora en OpenJDK se ha encontrado que en su código fuente hay «muchas instancias de palabras soeces«. Y si pensamos que aunque sea de código abierto, OpenJDK se usa en contextos profesionales, parece inapropiado dejar estas instancias (12 en total) ahí, por lo que hay ya una iniciativa para quitarlas a la brevedad.
Adam Farley, un miembro del equipo de desarrollo de OpenJDK, respondió a esto indicando lo siguiente «después de una discusión con la comunidad, llegando a tres determinaciones»:
- «Damn» (maldición) y «Crap» (basura), no son palabras soeces.
- Tres de las cuatro «bombas f», es decir palabras donde se involucra la palabra «fuck» en jszip.js, deberían ser corregidas y se hará el seguimiento al respecto.
- La promesa de que habrá una nueva revisión del código fuente para reflejar estas determinaciones y el problema se etiquetará entonces como «resuelto».
Por una parte, la queja tiene sentido, pues efectivamente, si el código de OpenJDK es usado en contextos profesionales, las palabras groseras salen sobrando. Obviamente también, el asunto quizás se está exagerando más de la cuenta porque en ocasiones estos comentarios reflejan simplemente el momento de frustración de los desarrolladores. Y sin afán de disculpar a nadie, es claro que tampoco hay que tomarse demasiado en serio, ¿o sí?