Hoy en día un problema real es que parece que todo puede falsificarse. Hay bolsas Prada copiadas, casi idénticas a las originales, pero que valen mucho menos en el mercado, o relojes Rolex que se ven como los originales pero que cuestan una fracción de dinero sobre el precio que podríamos esperar de estos mecanismos de relojería. Y si vamos a software, hemos visto que hoy se pueden hacer fotografías (muchas veces en memes), donde se incluyan a los personajes de la política por ejemplo, y que aparentemente hayan aparecido en alguna situación embarazosa. Y más aún, ya están los videos falsos (deep fake), en donde se puede poner el video de algún actor de la política o de los medios electrónicos, diciendo cosas que jamás dijo en un aparente discurso por demás realista.
Y aunque -todavía- hay formas de luchar contra estas falsificaciones en muchos ámbitos, la realidad es que la tecnología digital nos está ganando la batalla. Hoy, por ejemplo, se pueden crear tuits falsos, mensajes de Facebook que no son verdaderos, textos en Snapshat que también son falsos, etcétera. Y muchas veces, para darles la veracidad que se les quiere dar, amén de que se hagan muchas veces solo como bromas, estos sistemas permiten “hacer una captura de pantalla” de un tuit o un mensaje de Facebook aunque estos se hallan armado con una app.
Buscando en Internet es fácil hallar programas generadores (muchas veces en línea), para crear tuits falsos o “posts” falsos en Facebook, como en el caso de este sitio. Otros sitios, como éste permite crear mensajes para Facebook, Twitter, respuestas de Yahoo (Yahoo Answers), Snapchat y hasta para el iPhone.
Pero no solamente las computadoras de escritorio o laptops tienen acceso a este tipo de aplicaciones. En Android hay muchas: Fake Messenger, Fake Post Maker, Fake Status, Fakenger, InstaPrank, Fake Tweets, WhatsPrank, etcétera, así que si quiere hacer bromas o desacreditar a algún personaje polémico del momento, como el ahora diputado Sergio Mayer, el exantante de Garibaldi, que para defender su ineptitud y sus faltas de ortografía dice que terceros le han hecho tuits falsos con estos programas, pues ahí están las aplicaciones mencionadas.
Es claro que aunque probablemente los creadores de estas apps las hicieron para pasar un buen rato y ya, y quizás aprendiendo algo de programación en el camino, los usos que las personas les den a estos programas puede ser poco ético. La cosa es que todas estas apps son como los martillos, podemos usarlos para lo que fueron pensados o para romperles la cabeza a alguien, cosa de cada quien.
En este mundo virtual donde la retórica, donde solamente van y vienen argumentos de todo tipo, muchos falsos, muchos mal informados y muy pocos verídicos, parece que nos hemos acostumbrado a tolerar todas estas fake news… Tal vez ha llegado el momento de replantearse cómo es que queremos el Internet que vivimos constantemente y tratar de hacerlo un lugar menos hostil, más agradable, ¿o no les interesa esto?