Mucha gente reconoce a la fotografía como una forma de arte por derecho propio. Y es curioso, porque finalmente la cámara es quien captura la luz. Está desde luego el arte humano para captar las tomas más trascendentes o importantes. Pero si hay quien puede hacer de la fotografía un arte, ¿por qué no se puede hacer arte a través de algoritmos? Ahora “El retrato” de Edmond Belamy, se incluirá en la siguiente subasta de imágenes creadas por una Red Generativa Adversial (GAN por sus siglas en inglés), la cual ha “aprendido” a pintar cuadros a partir de habérsele entrenado con un gran conjunto de imágenes y ejemplos reales.
Las pinturas forman un conjunto de cuadros de una familia de ficción de apellido Belamy, que vien de Obvious, una colección que se encuentra en París, consistiendo de obras de Hugo Caselles-Dupré, Pierre Fautrel y Gauthier Vernier, quienes se han involucrado en explorar la interfaz entre arte e inteligencia artificial.
De acuerdo con Caselles-Dupré: “El algoritmo se compone de dos partes. Por un lado está el Generador, y por el otro el Discriminador. Alimentamos el sistema con datos de 15,000 cuadros pintados a partir del siglo 14 y hasta el siglo 20. El Generador hace la nueva imagen a partir de dicho conjunto y entonces el Discriminador trata de ver las diferencias entre una imagen creada por un ser humano y una creada por el Generador. La idea es engañar al Discriminador para que considere que la nueva imagen es un cuadro real. Entonces obtuvimos una serie de resultados”.
Entre los personajes ficticios se encuentra el barón de Belamy, un militar, que se ve como un primo lejano de Catalina la Grande, por ejemplo. Esto podría indicarnos que la red neuronal entrenada toma características muy específicas de ciertas obras de arte. Desde luego todo depende de cómo esté formada dicha red artificial.
Surgen, sin embargo, preguntas al respecto: ¿Puede la IA ser independiente? ¿Puede ser creativa? ¿Puede la IA ser un artista? La cuestión finalmente se trata de dilucidar si algo creado por una máquina puede considerarse arte. Tenemos ejemplos de robots que crean obras de arte, aparentemente, pero parece ser fácil para el ser humano el distinguir las diferencias entre el arte robótico y el creado por humanos. Quizás estemos en el inicio de una prueba de Turing que pudiese darse en el arte. Vamos, parafraseando a Turing: si una imagen creada por computadora es indistinguible artísticamente de lo que hacen los seres humanos, podríamos decir entonces que la máquina es un artista.
Una de las imágenes de la familia “Belamy”. Obsérvese la firma del “artista”.
De hecho, hay ya una prueba de Turing para las artes creativas. Inaugurada en el 2016 por Michael Casey y Dan Rockmore, del Colegio Darthmouth para las ciencias de la Computación, se encargaron ellos de revisar trabajos literarios y musicales como poesía historias cortas, entre otros. A la fecha, solamente una vez los seres humanos fueron engañados por una entrada musical creada por computadora, en donde una serie de jueces humanos consideraron que la composición era producto humano y no de un algoritmo.
Por otra parte, el hecho de que Christies decida subastar obras de arte hechas por computadora plantea preguntas como: ¿este es un nuevo mercado para el arte? De acuerdo a Richard Lloyd, especialista de Christies, “Es un cuadro al final de cuentas. No es un cuadro pintado por pinceles ni por seres humanos, pero es exactamente el tipo de arte que hemos vendido en los últimos 250 años”, y agrega: “No parece haber intención o emoción detrás de estas creaciones. Todo lo que usted ve es una construcción, no lo que quiere plasmar un artista”.