Hace unos pocos años surgió la moda de los relojes inteligentes. Los primeros modelos resultaban muy grandes, estorbosos y sí, llamaban la atención por su tamaño más que por otra cosa. La idea -quiero creer- era que, eventualmente, este tipo de dispositivos tuviese la capacidad de los teléfonos celulares y por qué no, que incluso se pudiesen hacer videollamadas a la mejor usanza de Dick Tracy.
Y con el tiempo estos nuevos dispositivos empezaron a hacerse más chicos. Ahora sí empezaron a verse como relojes normales y no como consolas de mano para bucear. Una idea que fue probablemente el punto de inflexión en la moda de estos relojes pos-modernos fue la de que se conectaban al teléfono celular y en realidad hacían algunas cosas pero eran como terminales tontas del teléfono. Y los diseñadores deben haber pensado que si la gente tiene su celular a la mano todo el tiempo, que éste se conectase al reloj moderno vía Bluetooth no tenía por qué ser terrible.
Cuando salió el Apple Watch fue quizás el momento en el que los relojes inteligentes -se pensaba- iban a despegar, pues este teléfono usaba una linda pantalla de mucha resolución. El teléfono podía tener diversas carátulas para simular por ejemplo, un reloj sobrio, formal, o bien uno tipo Mickey Mouse, donde las manecillas son las manos del personaje que apuntan a la hora. Y sí, además de esto el reloj de Apple podía dar notificaciones, recibir llamadas, etcétera. Parecía pues un interesante “gadget” que se quedaría con nosotros por mucho tiempo.
Yo no uso dispositivos Apple en general por lo que ni siquiera contemplé la posibilidad de hacerme del reloj de Apple. Pero me regalaron un reloj inteligente que cuesta unos 10 dólares y que tiene muchas de las funciones que hace el Apple Watch pero claro, con una pantalla de menor resolución y colores, sin posibilidades de poner diferentes carátulas o de una interacción con otras apps. Sin embargo, en términos generales el U Watch hace lo mismo que el Apple Watch.
Pues bien, me lo puse y lo tuve una semana aproximadamente. La realidad es que me fastidiaron varias cosas: la principal fue que tenía que cargarlo todas las noches. Otro problema fue que se le acababa la pila en ocasiones antes de que me fuera a dormir y me quedaba sin reloj. Y sí, tengo el celular pero no se trata de eso. Tampoco me pareció maravilloso que el relojito me informara que tenía una llamada aún cuando podía contestarla directamente en el u Watch aunque todo el mundo podía escucharme a mí y a mi interlocutor. Así pues, lo abandoné y regresé a mi viejo reloj Casio, que tiene más de diez años con la batería funcionando, que es durable y que no necesita darle uno mantenimiento realmente.
Así pues, me parece que esta moda de los relojes inteligentes va a terminar pronto. Creo que varios artistas y gente de la política empezaron a usar el Apple Watch y esto probablemente pudo haber animado a otros a comprar este dispositivo, pero la verdad es que es bastante inútil si consideramos incluso que el teléfono bien puede sustituir todo lo que hace este gadget que repito, me parece una moda que va de salida.
Pero ¿qué piensan los lectores binarios de unocero?