Los fans lo lograron. Tras la revelación del primer tráiler de Sonic, la película, las redes sociales se inundaron de la furia de los que desaprobaron la apariencia final del erizo azul.
Quienes lo tomaron con humor, se sumaron a la coyuntura mediante memes (de los cuales tenemos una compilación aquí), pero la mayoría externó su sentir no con serenidad, sino con ofensas.
Fue tanta la reacción negativa de la fanaticada, que el director de la película, Jeff Fowler, terminó por tuitear que le hizo caso a las críticas y que Sonic recibirá un rediseño.
¿Es esta una buena noticia? Para Internet que siempre está lleno de rabia, sí. Para quienes trabajan en la película, no.
Sonic, la película continúa con la misma fecha de estreno programada, 8 de noviembre de 2019, es decir, el equipo de efectos visuales tendrá que cambiar todo lo que ya había trabajado -quizá poco, quizá mucho, quizá solo lo que aparece en el avance- en solo un puñado de meses, cuando una película que depende de CGI requiere en promedio un año para que ese apartado quede debidamente pulido.
Tampoco hay noticias sobre algún reajuste en el presupuesto, lo que significa que a los artistas de VFX se les pagará lo mismo por trabajar más y a marchas forzadas.
Es cierto que en Hollywood los procesos de regrabaciones o de reajustes de emergencia en una película no son anómalos, y que las producciones siempre tienen previsto modificar presupuestos si así se requiere.
Pero esto es Hollywood y si una modificación de emergencia ha de hacerse, es porque los productores así lo determinaron, no porque deba hacerse caso a una bola de fans enardecidos que exteriorizan cretinamente sus frustraciones, al amparo del anonimato que brinda una computadora o teléfono.
El problema de que Fowler y la producción de Sonic, la película hayan cedido a la presión de los fans es que Hollywood asumirá que las redes sociales son ley y no la visión de un artista o de un equipo creativo.
Si Christopher Nolan le hubiera hecho caso a los fans rabiosos, Heath Ledger no habría sido el Joker (¿Recuerdan la manera en que Internet ardió cuando se supo que el actor de Secreto en la montaña daría vida al Payaso Príncipe del Crimen?).
En el mundo del entretenimiento lo ideal es un balance entre la complacencia y la proposición.
Piénsalo en términos de un concierto. Una banda no se presenta para ser la rocola de una concurrencia, sino para traer material nuevo -si se trata de una gira promocional- y para dar el mejor show posible con base en un setlist que ya se pensó, discutió y ensayó, y para complacer a los fans con éxitos del pasado. Hacer caso a los comentarios negativos porque equis o ye canción no fueron incluidas es optativo.
Balancear complacencia y proposición, pues, algo que a todas luces le faltó a Sonic, la película.