En la película Parque Jurásico se plantea la idea de que a través del ADN de la sangre fósil, la cual fue chupada por un mosquito que eventualmente quedaría encerrado en una gota de ámbar, se podría reconstituir a los grandes dinosaurios. El experimento genético en el filme tiene éxito pero genera un sinfín de dificultades, los cuales dan pie a las aventuras que se desarrollan en la película.
Pero hay científicos que en la vida real están considerando la posibilidad de regresar a la vida al mamut. Hay varios proyectos al respecto y en la Universidad de California, Santa Bárbara (UCSB), se ha publicado un artículo que analiza los beneficios ecológicos, los riesgos y la responsabilidad de introducir algunas de las especies extintas en un ecosistema moderno.
Los mamut vivieron hasta hace unos 4.8 mil años y hay algunos ejemplares hallados en los polos que están relativamente bien preservados, aunque sus células parecen demasiado degradadas para ser útiles, lo que ha hecho que el proyecto de revivir los no haya podido ser una realidad.
Sin embargo, quizá con la idea de hacer ingeniería genética para hacer que una elefanta tenga un mamut, las cosas podrían cambiar.
¿Pero funcionaría? El mundo ha cambiado notablemente en estos cuatro mil años y tal vez no hay sitio para un ejemplar que vivió hace tantos miles de años.
«La idea de la extinción nos hace elaborar preguntas fundamentales y filosóficas: ¿queremos regresar al mamut para crear un zoológico o para recrear a la Naturaleza?», se pregunta Benjamín Halpern, coautor del estudio.
«Restaurar especies a su estado natural podría ser un trabajo muy, pero muy difícil. Por ello ofrecemos guías sobre cómo hacer que el posible regreso de alguna especie (como los mamuts) sea más exitosa y cómo evitar crear ‘ecozombies'».
Los ecozombies se describen como criaturas que han resucitado pero que no tienen ninguna función ecológica hoy en día, haciendo en el mejor de los casos que sus existencias sean sin utilidad y en el peor de los casos, desastrosas.
Para prevenir el gasto inútil de recursos y el efecto negativo de los ecozombies, los investigadores sugieren tres criterios para seleccionar las especies que podrían resurgir de la extinción, con la idea de restaurar de mejor manera la función ecológica. Y desafortunadamente el mamut peludo queda muy mal evaluado en estos tres conceptos.
Primero, las especies que han desaparecido más recientemente son las que deberían ser prioritarias, sobre aquellas que desaparecieron hace ya miles de años. No solamente animales «recientemente» extintos podrían tener más oportunidades de adaptarse al clima actual y al ecosistema de nuestros días.
Hace un par de miles de años, los mamuts ya extintos implicaron que todas las especies se adaptaran a la falta de estos enormes animales. Que reaparecieran podría causar más problemas que los que se buscan resolver.
Segundo, los mejores candidatos para regresarlos al entorno ecológico hay que valorarlos en términos de sus funciones y hay que decirlo, pero la falta de estos animales hace ver que la Naturaleza no ha hallado una forma de reemplazarlos o replicarlos.
Finalmente, los investigadores sugieren concentrarse en especies que pueden «regresar su funcionalidad en niveles abundantes». Si podemos solamente clonar uno o dos animales, no tiene mucho sentido hacerlo aunque desde luego, eso sería nota periodística mundial, pero el efecto final no busca eso.
«Se necesitan suficientes individuos que desempeñen sus funciones lo suficientemente bien para afectar el ecosistema», dice Molly Hardesty-Moore. Un lobo cazando y matando tiene el mínimo efecto, pero cientos de lobos si podrían impactar el ecosistema.
Y aunque hay también debates éticos sobre el des-extinguir especies, los investigadores piensan que la des-extinción podía ser útil siempre y cuando se tomen en cuenta las consideraciones antes planteadas.
El asunto, como dice Douglas McCauley, se reduce a que no es como hacer que un Ford Modelo T lo pongamos en un nuevo sistema y esperemos que éste trabaje sin considerar cómo ha cambiado el ecosistema. En otras palabras, hay severas limitaciones biológicas a la idea de resucitar a los mamuts por ello.
La investigación se publicó en el «journal» Functional Ecology.
Referencias: Universidad de California, Santa Bárbara, New Atlas