Mientras aumenta la popularidad del uso recreativo de drones en espacios públicos, las regulaciones legales se modifican alrededor del mundo, en algunos casos con argumentos puntuales, y en otros con restricciones impositivas.
Hace unos días se anunció la prohibición de cualquier tipo de dron en todos los Parques Reales de Londres. El motivo es un tanto ambiguo; con base en la reglamentación de Navegación Aérea de ese país, se argumentan posibles afectaciones a la fauna que vive en estas áreas verdes, así como a los visitantes de dichos parques.
En el caso de Estados Unidos, desde el verano pasado los drones fueron prohibidos en las 58 reservas ecológicas a nivel nacional por las mismas razones. Uno de los puntos de referencia para que las autoridades aéreas tomaran la medida fue el caso de Yosemite, donde se registró un incremento notable del uso de drones, a la par de las quejas y denuncias. Recientemente se actualizaron los reglamentos, y aunque es evidente que la industria de los drones será gigantesca, no todos apoyan la expansión masiva de estos vehículos autónomos:
Al no conocer a fondo el alcance recreativo y comercial de estos artefactos, es entendible que existan discrepancias y se apliquen restricciones. En países como Australia, Francia, China, Japón, España o Canadá, ocurre lo mismo ante la obligación de poner orden, sin necesariamente tomar medidas extremas.
Las regulaciones se centran en temas de seguridad, dependiendo de la situación sociopolítica de cada nación, y aunque podemos encontrar reglamentos más estrictos que otros -por ejemplo, en España-, todos dejan espacio para explotar el mercado, mientras que son pocas las regiones del planeta en las que el vuelo recreativo de drones en general está prohibido, como sucede en varios países africanos.
En todos los casos, incluido el de México, las autoridades observan con precaución y a la expectativa de reconocer el mercado y los usos potenciales para poder establecer leyes que se adapten a la realidad. En EU se especula que pasarán al menos dos años más para tener elementos suficientes y poder legislar el uso de los drones.
Referencias: NYT, Digital Spy, RT