Cuando la pandemia por COVID-19 explotó en México y el mundo se iniciaron estudios para saber si los wearables que usan los usuarios en su día a día podían ayudar a detectar síntomas de COVID-19 antes que las mismas pruebas PCR.
El resultado fue positivo, pues según los resultados presentados por el hospital Monte Sinaí en Nueva York, el Apple Watch y otros wearables podían identificar síntomas de COVID-19 antes que las pruebas PCR. Sin embargo, un nuevo estudio elaborado por científicos del Scripps Research Transnational Institute en California descubrieron que estos gadgets también son vitales para detectar secuelas por COVID-19.
El estudio se realizó desde el 25 de marzo de 2020 hasta el 24 de enero de 2021 e incluyó a más de 37,000 participantes que utilizaron distintos tipos de wearables de Fitbit y Apple, los cuales utilizaron la aplicación MyDataHelps.
Identificando mejor a pacientes enfermos con COVID-19
Parte de la investigación reveló que las personas enfermas de COVID-19 reportaron una frecuencia cardiaca más alta incluso meses después de haber sanado.
Los investigadores también recalcaron que la información recabada ayudó a identificar con mayor precisión a pacientes infectados por COVID-19, pues estos presentaron una frecuencia cardiaca en reposo más alta que aquellos enfermos con otras infecciones virales.
Un dato importante es que los participantes enfermos de COVID-19 vieron una disminución de de frecuencia cardiaca 9 días después de mostrar síntomas por primera vez. Sin embargo, posteriormente su frecuencia cardíaca aumentó considerablemente y se mantuvo así durante meses, pues según los investigadores, tuvieron que pasar 79 días en promedio para que la frecuencia cardiaca de cada paciente comenzara a disminuir.
Esta anomalía en la frecuencia cardiaca no se vio en otras enfermedades virales.
“Muchas personas que contraen COVID-19 terminan teniendo disfunción autonómica y una especie de inflamación continua, y esto puede afectar negativamente la capacidad de su cuerpo para regular su pulso. Queremos hacer un mejor trabajo de recolección de síntomas a largo plazo para que podamos comparar los cambios fisiológicos que estamos viendo con los síntomas que los participantes realmente están experimentando”, mencionó la epidemióloga Jennifer Radin.
Distintos institutos nacionales de salud en Estados Unidos anunciaron que financiarán estudios sobre las secuelas de COVID-19 en los próximos años e invertirán 1,150 millones de dólares para financiar dichas investigaciones.