Si alguno de los lectores binarios de unocero han programado alguna vez algún microcontrolador, sabrá que se necesita hardware específico, en donde se conecta el chip en particular que se desea programar, y que éste transmite, normalmente en una conexión USB con el “programador” (precisamente el hardware que hace de puente entre el chip y el programa que queremos probar), el código que se aloja en la memoria flash del microcontrolador.
La llegada del Arduino trajo el mundo de los microcontroladores a aficionados a la electrónica, estudiantes e incluso artistas. Ahora hay una nueva expansión en todos estos dispositivos y la Raspberry Pi es quizás el más popular. El problema, para algunos, es que la Pi trabaja con Linux y eventualmente no faltara quien quiera usarla para programar microcontroladores. Así, si ya se tiene una Raspberry Pi, ¿por qué no usarla para estas cuestiones?
Kevin Cuzner decidió que quería que su Pi fuese una estación de trabajo para su desarrollo con microcontroladores AVR. La idea era, desde luego, no tener que hacer una conexión a programadores, a hardware externo. Decidió entonces usar el puerto SPI de la Pi para platicarse con el microcontrolador AVR y fue capaz de crear las conexiones eléctricas solamente con cable y una cantidad de resistencias.
Para el software, el autor le añadió soporte para el puerto SPI, y todo esto está disponible en su git. Teóricamente, al menos, esto debería trabajar con cualquier microcontrolador, como los populares ATMegas y ATtinys. Evidentemente no soporta todas las familias de chips, pero ya está planteada la idea, que seguramente otros programadores la tomarán en cuenta.
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