Crear vida artificial implica revisar los conceptos que definen lo que está vivo. Sin embargo, esto no es fácil de definir. Hay una serie de parámetros que nos hacen pensar que algo está vivo. Este es el caso de animales o plantas que no responden a algo sistemático, se adaptan a los diferentes factores de su ambiente. La vida contiene una serie de situaciones de organización, de comportamientos emergentes a situaciones nuevas, y eso es lo que hace de esta relativamente nueva rama de la ciencia, algo muy atractivo.
El Dr. Carlos Gershenson García, investigador del IIMAS en la UNAM, ha desarrollado un sistema de semáforos que se comportan de acuerdo a los parámetros que pueden medirse: flujo de los autos en las calles, velocidad de los mismos, etcétera. Es decir, no se enciende la luz roja (o verde) en lapsos precisos de tiempo, sino que estos semáforos ‘vivos’ pueden cambiar de acuerdo a estos parámetros. La capacidad de adaptarse es lo que en alguna medida hacen los seres vivos, se acomodan a las necesidades y al entorno que encuentran y entonces, ocurren las acciones emergentes que deciden qué acciones deben tomarse. Esto es aplicar la vida artificial a problemas cotidianos, que vivimos constantemente.
Por ello Gershenson trabaja en dos prototipos, uno para la regulación del transporte público en la Ciudad de México que contienen técnicas vistas en la vida artificial. Se trata de semáforos auto-organizantes, que constituyen un sistema para agilizar el tráfico en zonas densamente pobladas, capaces de decidir si marcan el alto o el siga en un crucero dependiendo de muchos factores. El segundo prototipo se basa en la comunicación de las hormigas, en donde se busca agilizar el servicio del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro, al establecer el tiempo máximo de espera en las estaciones, controlar el flujo de usuarios a los andenes y la distribución de los trenes.
El trabajo se está desarrollando junto con Darío Zubillaga y Jorge Zapotécatl, del posgrado en Ciencias e Ingeniería en Computación, en donde se proponen soluciones que consideran las condiciones locales de una calle o un crucero, entre ellas el número de autos y su velocidad.
Gershenson no es nuevo en este tema. Inició una primera versión de su proyecto de doctorado en Bruselas. Luego lo continuó en su postdoctorado en Boston y ahora, lo mejora aún más en el IIMAS, donde es investigador desde el 2008.
“El sistema se basa en un algoritmo de seis reglas y simulaciones por computadora. Ahora falta probarlo en un plan piloto”, indicó el investigador.
La idea de tener semáforos que puedan sincronizar de mejor manera sus estados de acuerdo a los flujos de automóviles no es solamente un ejercicio interesante, sino que tiene aplicaciones prácticas: “Se economizaría combustible, lo equivalente a 10 líneas del Metrobús. Sin embargo, el problema de movilidad es muy complejo, requiere de soluciones variadas porque son muchas las causas, y si se le sigue dando prioridad a los autos, podría ser contraproducente”, comentó Gershenson.
Por otra parte, el segundo proyecto puede incidir directamente en la forma en como se organiza el Metro de la Ciudad de México, buscando establecer el tiempo máximo de espera en las estaciones, el espaciamiento de los trenes, el flujo de usuarios a los andenes, entre otras variables. Hay, por ejemplo, algunas ideas interesantes:
Se pretende que las pantallas de las estaciones indiquen el tiempo transcurrido desde la partida del último convoy y el tiempo de espera para el siguiente. Para apresurar el ascenso y descenso de pasajeros se propone que algunas puertas del vagón sean usadas para bajar y otras para subir, así como crear regiones de espera para evitar roces y choques entre los usuarios que entran y salen.
Gershenson indica que hay algunos problemas para implantar el plan piloto debido al presupuesto, pero
“estamos listos para ponerlo en práctica y ya hay un acuerdo con autoridades del STC para hacer un ensayo en la estación Pino Suárez”, dijo.
Cabe decir que las simulaciones de este tipo de sistemas son fundamentales. Gershenson y su equipo ya han hecho las mismas en la Línea 1, que va de Pantitlán a Observatorio, y algunos resultados preliminares arrojan un ahorro de dos minutos de viaje por pasajero, que multiplicados por 5 millones de usuarios, suman 10 millones de minutos, (unas 166 horas), sólo en ese tramo.
Pero aparte de este trabajo, se ha anunciado que la International Society for Artificial Life, celebrará -del 4 al 8 de julio, su edición 2016 de su Conferencia Internacional en Vida Artificial ALIFE, la cual se llevará por vez primera en Latinoamérica. Se realizará en Cancún, Quintana Roo y es co-organizada por el IIMAS y la Coordinación de la Investigación Científica. El objetivo de esta conferencia es reunir a investigadores, ingenieros y científicos que trabajen con sistemas vivos construidos de forma artificial a nivel matemático y computacional y robótico o bioquímico.
Para quien le interese el tema, pongo a disposición mi librito sobre Vida Artificial de forma gratuita (que pueden comprar en Amazon). Son 100 descargas o una semana para descargar. El enlace es: https://www.hightail.com/download/cUJVdFdYQzNtUUZOeDhUQw
Referencias: Gaceta UNAM