En la nueva biblioteca de la Universidad de Florida ya no hay libros. En lugar de eso hay 135,000 libros electrónicos (ebooks). “Nuestro biblioteca del campus es totalmente digital” dijo la directora de bibliotecas Kathryn Miller. “Tenemos acceso a los libros impresos a través del sistema interbibliotecario de préstamos”. Sin embargo, apelamos enfáticamente a que nuestros estudiantes lean y trabajen con información digital”.
La biblioteca de 11,000 pies cuadrados está situado en un enorme edificio, diseñado por el arquitecto español Santiago Calatrava. Ya sin libros físicos, es un espacio amplio abierto, lleno de terminales de computadoras, escritorios y lugares confortables para leer. Un presupuesto de 60 mil dólares se ha puesto para que los estudiantes lean los libros que la biblioteca no poseé y una vez que un libro sea visto un par de veces, entonces el libro se adquiera automáticamente. “Esta configuración permite que muchos más más libros estén disponibles a los estudiantes, y la universidad solamente tienen que pagar cuando el estudiante o algún miembro de la facultad usa el libro, permitiendo a los estudiantes elegir directamente los títulos que quieren leer y que deben ponerse a disposición de ellos por parte de la biblioteca”, comenta Miller.
La nueva universidad ofrece cursos exclusivamente en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas, y Miller ha dicho que uno de sus objetivos ha sido “el preparar estudiantes para la fuerza de trabajo de alta tecnología dando una experiencia personal con tecnología avanzada”. Y continúa: “La habilidad de leer, absorber, manejar y buscar documentos digitales son habilidades que cada vez son más importantes en la industria y con la nueva biblioteca solamente digital, se ayuda a los estudiantes a ser mejores usuarios de la tecnología y aprender de ella”.
Esta no es la primera biblioteca con solamente contenidos digitales, pues hay una biblioteca pública en Baxar County, Texas, otra en Minnesotas y dos bibliotecas de la NASA. Sin embargo, el cambiar todo a digital parece ser novedoso en lo que se refiere a la universidad de Florida, pues ésta ya tiene un gran acervo en libros físicos.
De acuerdo a Carrie Russell, una analista en políticas para la Asociación de Bibliotecas de América, “lo digital es en alguna manera mejor. Las personas pueden encontrar cosas más fácilmente y pueden descubrir más cosas por accidente”. Sin embargo, hay quien se opone a esta idea, que bien podría convertirse en tendencia. Kathleen McCook, de la Universidad de Florida del Sur en Tampa dice “tal vez refleje la vida digital hoy día, pero no pienso que a largo plazo la gente vaya a tener la misma calidad de la experiencia” y agrega, “esa conexión silenciosa e íntima entre las personas y la palabra impresa podría perderse”.
Este tipo de opiniones adversas se parecen a las que muchos escritores del pasado esgrimían para no escribir en la computadora y en lugar de ello, hacerlo en la vieja máquina de escribir. Aparentemente es una cuestión de usos y costumbres. Quizás en unos años las opiniones de McCook terminen siendo una anécdota de quien se niega a ver el futuro inminente en este sentido.
Referencias: