Podría además tener aplicaciones clínicas, permitiendo compartir a hospitales aislados o pequeños imágenes con especialistas que pudiesen estar literalmente en cualquier parte del mundo. En un artículo técnico publicado en el Journal of Biomedical Optics, Shih y tres estudiantes graduados describes cómo produjeron el lente y examinaron la calidad de las imágenes.
El lente está hecho de polydimethylsiloxano (PDMS), un polímero cuya consistencia de miel, puesto precisamente en una superficie pre-calentada, hace que se forme una superficie con curvatura, lo cual le da la posibilidad de magnificar las imágenes. Así, la cantidad de calor se ajusta para darle más o menos capacidad de magnificar imágenes. Los lentes resultantes son flexibles, similares a los lentes de contacto, aunque son más gruesos y ligeramente más pequeños. «Nuestros lentes pueden transformar la cámara de un teléfono celular en un microscopio sin necesidad de mecanismos extras o alternos», escriben los investigadores. «La adhesión no permanente aún entre PDMS y el cristal permite a los lentes quitarse y ponerse fácilmente. Se ha logrado una magnificación de 1 micrómetro, unos 120X».
Los lentes convencionales se producen por pulimiento mecánico o moldeo de inyección de materiales como cristal o plástico. Los lentes líquidos también esta’n disponibles, pero requieren de cuidados muy especiales para mantenerse estables. Otros tipos de lentes líquidos requieren de un dispositivo extra para adherirse al teléfono. El lente del que hablamos puede pegarse directamente al lente de la cámara del teléfono y mantenerse adherido a éste. Y además, es re-utilizable, indican los investigadores. Y si además de las posibilidades del hardware se hacen apps adecuadas para la manipulación de imágenes, se pueden mejorar estas significativamente. Vamos, que en cualquier momento veremos este invento como un añadido más que será barato y que promoverá sin duda algunos aspectos visuales de la ciencia y de la cotidianidad que pasamos por alto.
Referencias: