Los sistemas de cómputo son hoy en día cotidianos en muchísimas empresas. Simplemente vayamos al banco y entenderemos lo que significa que «por el momento no hay sistema», lo cual implica que probablemente no podremos hacer el trámite por el cual fuimos a la institución bancaria. Y sí, los sistemas, los servidores, son parte fundamental de muchos negocios que son mantenidos por programadores e ingenieros en sistemas que hacen que las cosas sigan funcionando.
¿Pero qué pasa cuando uno de estos personajes es despedido de la compañía? Pues el procedimiento habitual es que al ahora desempleado se le quitan los permisos y se desactivan sus cuentas en dichas computadoras. Esto asegura, por una parte, que el recién despedido no se le ocurra en su enojo hacer algún desastre en los sistemas. Pero en el caso de Joe Venzor, cuando fue despedido de la empresa Lucchese, es especial porqué precisamente él era el administrador del sistema, encargado de manejar las cuentas de los usuarios.
Joe Venzor se enojó (debe haber pensado que su despido era injustificado), y arremetió contra los sistemas. Habiendo dejado el edificio de la empresa a las 10:30 am, los que seguían trabajando hallaron que una hora después no servían ni el correo electrónico ni las aplicaciones de los servidores.
Debido a esto, todas las actividades de ese día se cancelaron y los empleados fueron regresados a sus casas. Sin embargo, el staff de cómputo seguía tratando de re-arrancar los sistemas cuando halló que los archivos más importantes habían sido borrados y que sus cuentas habían sido eliminadas. Eventualmente la compañía tuvo que contratar a un tercero para arreglar el problema, pero esto significó semanas de retrasos en los pedidos y órdenes canceladas o perdidas.
En la medida que iban recuperándose del ataque, encontraron fácilmente quién podría haber sido el culpable de este desastre a partir del momento en el que ocurrió el incidente. Entonces buscaron ver la historia de la cuenta del recién despedido Joe Venzor. Los ingenieros del sistema encontraron que Joe había recolectado los nombres y contraseñas de sus colegas, creado una cuenta para poder entrar al sistema disfrazado como una impresora de la oficina, y usado esa cuenta desde su computadora oficial dentro de la oficina.
La historia no podía terminar bien desde luego. Joe Venzor fue arrestado y él mismo se declaró culpable apenas un par de días después. Se espera que se le dicte sentencia para junio de este año y enfrenta 10 años de cárcel y una multa de 250 mil dólares. Estos actos de furia tienen a veces consecuencias espantosas y evidentemente es un ejemplo de lo que es mejor nunca hacer.
Referencias: TechSpot