He de confesar que cuando un amigo de la universidad me habló y explicó lo que era Twitter por allá del ya lejano 2008 la idea de publicar en una red social lo que uno estaba haciendo y las opiniones acerca de determinado tema, así como ver qué es lo que los demás estaban realizando me parecía absurda, ridícula y hasta narcisista.
Y es que en ese momento mi cabeza no lograba entender la utilidad de esta herramienta que, al paso de los años, se convertiría en lo que hoy en día considero uno de los puntos de inflexión en la historia de la humanidad en materia tecnológica, de comunicación y, por supuesto, en el ámbito social.
Después de varias discusiones con este y otros amigos acerca de la utilidad de una red social de este tipo por fin decidí unirme a ella unos meses después para, en cuestión de días, involucrarme por completo en su dinámica y dejarme envolver por las maravillas de la inmediatez y de la información precisa y concisa en sólo 140 caracteres.
Dejando de lado el factor de la brecha generacional, hoy en día me cuesta trabajo entender cómo es que una persona se mantiene alejada de este maravilloso medio, y lo digo más desde el punto en el que resulta fundamental para estar enterado del cualquiera que sea nuestro tema de interés, ya que en Twitter, como en Internet, hay información para todos los gustos.
El dicho popular asegura que “dime con quién andas, y te diré quién eres”, sin embargo esta frase ahora se puede modificar por un “dime a quién sigues y te diré quién eres” ya que es relativamente sencillo determinar el perfil y los intereses de una persona con sólo ver qué cuentas sigue en Twitter. En mi caso, mi timeline está repleto de información de tecnología, musical, deportiva, principalmente futbol, comida y de información general; que son, casualmente, los temas que más me interesan en el día a día.
Pero no sólo eso, Twitter es ya una herramienta fundamental para organizarse socialmente, y no me refiero únicamente a marchas, protestas y demás ejemplos como la Primavera Árabe, el movimiento de Occupy o #YoSoy132; sino a cosas mucho menos complejas y más cercanas a las personas, como puede ser el caso de dar un aviso sobre una rodada nocturna en bicicleta, la cancelación de un evento público o para que maestros avisen a su clase que la próxima clase habrá examen gracias a la utilización de un hashtag específico.
Y no podemos dejar de lado lo fundamental que resulta para los medios basados en Internet un manejo adecuado de las redes sociales y en especial de Twitter; ya que que la red social es una salida natural para la información que se genera en los portales sin importar el sector en el que estén enfocados.
Me parece que las posibilidades y alcances que hemos visto que tiene Twitter aún son sólo una pequeña muestra de lo que se puede hacer con esta red social de los 140 caracteres: en la que cada vez más servicios, novedades y funciones se irán aprovechando de la inmediatez de esta red social para explotar nuevos sectores y así ir conectando, informando e impulsando a las personas en esta era en la que lo social es parte fundamental de la cotidianidad.
Por todo esto y varias cosas más hoy sólo quiero darle las gracias a Jack Dorsey, Biz Stone, Noah Glass y Evan Williams por haber creado esta maravillosa herramienta hace exactamente nueve años, ya que sin su aporte la historia, definitivamente, sería muy, pero muy distinta a como la vivimos en estos días.