Hace 17 años surgió la idea de que las computadoras, al llegar a año 2000, tendrían problemas enormes puesto que las fechas podrían ser un problema. La razón es que, para ahorrar bytes, muchas bases de datos usaban solamente dos dígitos para el año, por ejemplo, 58 significaba simplemente 1958.
Pero con la llegada del año 2000, un dato como ’14’ en el campo fecha ¿qué significaría? ¿2014 o 1914? Hubo un boom mediático y salieron una multitud de libros sobre el tema. Uno de los más famosos, de Edward Yourdon, hablaba de la catástrofe que sería el Y2K (Year 2000), pero finalmente nada sucedió.
De hecho, el 1 de enero del año 2000 entrevistaron a Yourdon en la TV del Reino Unido y el entrevistador le reclamaba todas las mentiras de su libro. Yourdon sólo acertaba decir: «verán los efectos en los próximos días», pero nada pasó.
Pues así, 17 años después del famoso ‘bug’ del año 2000, el gobierno federal de los Estados Unidos ha decidido detener los trabajos para prepararse para este acontecimiento. La administración de Trump anunció el jueves pasado que esto podría eliminar docenas de trabajo y papeleo para las agencias federales, incluyendo una extraña regla que obligaba a seguir dando actualizaciones sobre el bug del milenio. Por ejemplo, el Pentágono ya no tendrá que seguir este requisito, que significa unas 1200 horas-hombre al año.
«Estamos viendo todo lo que nos parece como un gasto inútil del tiempo», dice Mick Mulvaney, director de la oficina de manejo y presupuesto de la Casa Blanca. A este señor parece gustarle su trabajo actual y ha dicho que el gobierno «está limpiando sus clósets».
Siete de más de 50 trámites burocráticos, requerimientos de la Casa Blanca, se eliminaron hace unos días, todos ellos en relación con el bug del milenio. Los funcionarios estimaron que los cambios podrían ahorrar decenas de miles de horas-hombre en el gobierno federal.
Curiosamente, la agencia federal no dio ninguna estimación sobre cuánto tiempo se gastó en el papeleo generado por el Y2K, pero Linda Springer, una consejera senior de OMB, aceptó que muy poco porque en la práctica frecuentemente se ignoraba este asunto.
Mulvaney por su parte espera que al hacer pública la eliminación de estas reglas, los departamentos y agencias se inspirarán para revisar sus propias políticas y procedimientos para así reducir ineficiencias:
«Muchas agencias han olvidado cómo desregular procedimientos. Ha pasado mucho tiempo desde que alguien les dijo que viesen hacia atrás».
Cabe decir que este esfuerzo no busca reducir la fuerza laboral del gobierno, dijo Mulvaney, sino liberar a los empleados para que así se dediquen a tareas más productivas. Afirmó que la agencia empezará una segunda revisión impuesta por una orden ejecutiva presidencial y del Congreso, con la esperanza de identificar otros procedimientos poco útiles o necesarios.
Referencias. Casa Blanca, Bloomberg