Donald Trump, el nuevo presidente electo de Estados Unidos, mencionó haber hablado con Tim Cook a través de una llamada telefónica con la intención de conseguir que Apple fabrique sus productos en el país norteamericano.
«Le dije a Tim: Sabes que una de las cosas que podría llegar a ser un gran logro para mí es conseguir que Apple construya una gran planta en nuestro país, o muchas grandes plantas, donde en lugar de depender de China o Vietnam, dependas de nuestros recursos», comentó Trump durante una entrevista con The New York Times el día de ayer.
Pese a que el presidente estadounidense ha demostrado dar marcha atrás en algunas de sus propuestas de campaña, tal parece que Trump no detendrá su guerra comercial con China.
Hasta el momento, Apple no ha dado ninguna confirmación, ni ha validado las palabras de Trump para el periódico de renombre a nivel mundial.
Desde la victoria de Donald Trump, las empresas tecnológicas han estado en su mira. El objetivo es evitar que las empresas sigan produciendo productos en el extranjero a la par de que muchas fábricas estadounidenses están cerrando.
Convencer a la compañía de la manzana no será una tarea fácil, pues los trabajos de fabricación han estado desapareciendo por millones durante una década y media, y el potencial para conseguir que Apple construya productos en Estados Unidos es casi imposible.
Un ejemplo de esto fue cuando Steve Jobs en 2012, habló con el presidente Obama para decirle que esos empleos ya no están regresando y que trasladar la manufactura de Apple a Estados Unidos era prácticamente imposible.
En China, la mano de obra es sumamente económica, por lo que a Apple no le convendría generar una planta en Estados Unidos porque sería invertir enormes cantidades de capital, y las ganancias disminuirían notablemente. Invariablemente, los precios de sus dispositivos electrónicos tendrían que aumentar, haciendo que para los compradores sea ya imposible adquirir uno.
Aunque Trump sea el presidente, no puede simplemente mandar para que el traslado de Apple suceda. Ninguna llamada telefónica con Tim Cook va a cambiar la situación, a menos de que las leyes estadounidenses se adapten y hagan de la manufactura algo mucho más atractivo y accesible.
Trump mencionó a Cook que si transfiere a Apple a Estados Unidos, habrá un gran recorte de impuestos y de regulaciones para las corporaciones. De igual manera, el presidente electo mencionó que si las fábricas estadounidenses deciden reemplazar a sus trabajadores por robots para no tener que gastar en sueldos, él invertiría en eso.
Apple ya ha hecho algunos intentos recientes en la fabricación de sus productos en Estados Unidos, pero con grados bajos de éxito. En 2013, la compañía intentó fabricar algunas partes de MacBook Pro, pero no brindó las suficientes ganancias el proceso de producción.
Referencias: The Verge, The New York Times