Tomás Alva Edison, el inventor más prolífico de la historia, puede seguir inventando cosas aún después de muerto, pues la Universidad de Stanford trabaja en una batería de hierro y níquel (originalmente creada por Edison) que tiene una vida útil de cien años y capacidad de recarga decenas de miles de veces sin perder sus propiedades energéticas. Lo interesante es que esta increíble batería, que podría significar un nuevo parteaguas en la tecnología actual, fue inventada en 1901.
La era de las baterías de litio ionizado puede estar acercandose a su fin. Tomás Alva Edison, famoso por la invención de la bombilla eléctrica, la polémica lucha de corrientes con Nikola Tesla y otros inventos más, había inventado una batería de níquel y hierro para impulsar los primeros automotores eléctricos. Estas baterías tendrían una vida útil de cien años, por lo que investigadores de la Universidad de Stanford han decidido impulsar un proyecto basado en esta tecnología para perfeccionar un método limpio, duradero y muy eficiente de almacenamiento de energía casi infinita.
Desde los orígenes de la industria automotriz, el inventor estadunidense se declaró en contra de los autos impulsados por métodos de combustión interna: “La electricidad es lo indicado. No hay ningún tipo de engranes chillantes chocando unos contra otros. No existe esa incertidumbre aterradora de los espantosos ruidos que emanan de un poderoso motor de combustión. No hay un sistema de enfriamiento por agua que se salga de control – tampoco existe el demoniaco aroma de la gasolina, sin mencionar el ruido”.
El único problema con las baterías inventadas por Edison era que su peso y volumen era el doble de las baterías actuales. Sin embargo, sus materiales y contenidos la hacían extremadamente resistente al uso rudo y continuo, es por eso que los desarrolladores de la Universidad de Stanford buscan maneras para convertir a esta antigua batería, una alternativa viable y económica para usarse en un auto moderno.
Según los encargados del proyecto, esta batería se podría cargar completamente con conectarla a una red eléctrica por sólo dos minutos, haciendo totalmente inútiles las baterías de litio ionizado que usamos actualmente. Para mejorar el rendimiento de las baterías de hierro y níquel, el equipo de Stanford decidió ‘cultivar’ nanocristales de oxido de hierro sobre hojas de grafeno y nanocristales de hidróxido de níquel dispuestos en nanotubos de carbon para producir una fuerte unión química entre los nanocristales metálicos y las nano estructuras de carbón.
El profesor encargado del proyecto dice: “El resultado de esta fusión química es una versión extremadamente rápida de la batería originalmente creada por Edison capaz de cargarse y descargarse en segundos”. A diferencia de otro tipo de baterías, esta nueva combinación entre el conocimiento del siglo XX y el XXI garantizará que no habrá explosiones o incendios cuando se use de manera extrema.
Es cierto que si escuchamos a nuestros mayores quizá aprendamos algo de ellos. La combinación de un genio adelantado a su tiempo y la tecnología actual podrán mejorar nuestro nivel de vida a niveles sin precedentes.