Siempre se nos dijo que la rueda fue un invento que cambió la faz de la Tierra, como quizás también lo fue la creación de la agricultura y con eso el fin de las sociedades nómadas. La revolución industrial fue un momento el parte aguas social. Hoy, sin embargo, gracias a la tecnología y en particular a Internet, el mundo ha cambiado como nunca antes y todo gracias a las posibilidades de que todo pueda expresarse digitalmente.
Cuando Internet empezó a hacerse popular, probablemente el uso del correo era lo más importante. Sin embargo, surgió la web y la red se transformó. Los documentos ahora no sólo tenían información, sino que además, ésta era con hiperligas, que permitían ir a otros documentos que tenían relación, enriqueciendo lo que el usuario leía. Y también llegó la música digital, que se podía ya escuchar en CDs, pero cuando alguien inventó el protocolo mp3, toda la industria musical no pudo prever lo que se les venía encima. Y en poco tiempo salió Napster, un protocolo para cambiar información en donde la música en formato mp3 era mucho más sencilla de copiar y de compartir.
El caso de la música por Internet fue fundamental porque mostró que después de un avance no hay marcha atrás. Sin importar los esfuerzos de la industria disquera, es claro que no hubo manera de detener el que la gente compartiera sus archivos musicales. La razón de esto es simple: el compartir es una actitud muy humana y la industria disquera buscaba inhibir algo que la mayoría de la gente hace. Sin importar el demandar a alguien para «poner el ejemplo» y evitar que la gente siguiera actuando así, hubo que entender que esto no estaba llevando a la industria musical a ninguna parte. Y poco a poco parecen empezar a entender que el modelo de negocios ya cambió y que no hay marcha atrás.
La fotografía digital, por su parte, desplazó poco a poco a la fotografía tradicional. Y poco tiempo después a alguien se le ocurrió incorporar una cámara digital en el teléfono y las cosas se pusieron feas para la industria en donde actores como Kodak tenían un liderazgo impresionante. Vamos, con el tiempo Kodak cayó en la quiebra y decidió cambiar el giro. Antes de esto sin embargo, ocurrió el mismo fenómeno que con la música. Salieron las empresas fotográficas a decir que una foto no impresa no era una foto, pero la realidad es que nadie les hizo caso. Y la tecnología siguió avanzando sin importar a quién se llevara entre las patas. Hoy podemos hallar toda clase de fotografías en Internet, muchas de ellas sin derechos de autor.
Las películas fue el siguiente objetivo de la piratería en Internet y del asunto digital. Y entonces hubo quien copiaba películas en DVD y las ponía en formatos digitales que las personas podían descargar. Y entonces de nuevo, se lanzó una campaña para evitar que esto pasara. Y las empresas de este nicho dijeron que usar discos piratas podía dañar a los reproductores, pretendiendo así inhibir la compra de DVDs piratas. Nadie les creyó semejantes mentiras, porque en realidad un DVD copiado es idéntico al original. De hecho, ni los esquemas de los DVDs por regiones, han impedido que la gente copie y reproduzca contenidos de forma pirata.
Y ahora, quizás el último reducto, tenemos a los libros digitales. En un momento dado la industria correspondiente la pensó muy bien antes de empezar a vender libros en formato electrónico. Se las ingenió para poner candados y que los archivos, con libros completos, no pudiesen ser copiados o pirateados. Y probablemente en los primeros años de los libros electrónicos esto funcionó, pero hoy en día hay una serie de apps públicas y gratuitas, que permiten que cualquiera pueda abrir estos candados digitales y ahora podemos hablar en un número enorme de sitios, copias piratas de todos los libros habidos y por haber. Vamos, es cuestión de buscar con cuidado en Internet pero es claro que el último bastión digital que no se había pirateado ya no lo es.
Todo este asunto debe llevarnos a una misma conclusión: Internet, el mundo digital, el acceso a información ilimitada, la red Internet, ha cambiado el planeta y con ello, todos los modelos de negocios tienen que ser revisados y ponerlos de acuerdo a esta nueva realidad. Las amenazas legales en general son paliativos pero a la larga no funcionan. Hay que acostumbrarse ya a que la época de las grandes ganancias (como en el caso de la música), ya pasó a la historia. La gente ahora no quiere un CD con 12 canciones de su cantante favorito cuando le interesan una o dos. Y entonces el modelo tiene que cambiar y vender cada canción por separado. Y esto puede ser lo que salve a la industria de los discos y es más favorable que andar amenazando a todo aquel que tiene música en mp3 que le han compartido o que se ha bajado de la red.
Pero más allá de todo lo dicho, es muy importante darnos cuenta de esta revolución que es Internet. Nada hubo antes en la historia de la humanidad que haya tenido semejante trascendencia como lo es ahora la red de redes.