Mantener las libertades ganadas no es nada fácil y con cualquier cosa pueden perderse. Por ejemplo, si usted va a un banco, ahora ya no puede hablar por celular mientras espera en la cola, o portar lentes oscuros o gorra/sombrero. Resulta que los “malosos”, los que roban esos bancos, han logrado quitarnos esa libertad que antes teníamos. En un descaro de los bancos, en los letreros de prohibición que ponen en sus sucursales dicen: “Es por su seguridad“. Ajá.
Lo mismo ha pasado al volar en avión. Antes del 11 de septiembre había ciertos protocolos de seguridad: revisiones de las maletas, etc. Después de los atentados terroristas en Nueva York las cosas cambiaron e incluso ahora al viajar a Estados Unidos (sino es que ya se aplica en todos los países), el viajero tiene que pagar una cuota por seguridad. Y para colmo, si uno lleva envases -digamos shampoo- con más de 100 ml debe dejarlos en casa o tirarlos, porque no se pueden transportar. Otra libertad que perdemos “por nuestra propia seguridad“, dirán los encargados de la industria aeronaútica.
Pues ahora nos llega SOPA (Stop Online Piracy Act), la cual es un nuevo nombre a una idea anterior, ACTA (Anti-Counterfeiting Trade Agreement), la cual es -para decirlo en términos coloquiales, “la misma burra nomás que revolcada”, es decir, es otro intento de los legisladores norteamericanos para supuestamente, proteger a los creadores de contenidos -entre otras cosas- de la reproducción ilegal de los mismos a través de Internet.
Esta propuesta de ley es muy peligrosa para la libertad de expresión en la red. En términos sencillos, cada paquete de datos que se mande por un servidor puede ser revisado y si se halla material con derechos de autor, el infractor (quien mandó ese paquete de datos -que puede venir en un correo, en un archivo adjunto, etc.), puede ser sancionado, empezando con quitarle el acceso a la red, todo sin previo juicio ni nada. Una especie de decisión gubernamental de control sobre qué se vale enviar y qué no, sin posibilidad de ampararse contra ellos.
Evidentemente millones de paquetes de datos se envían y se reciben por la red a cada minuto. Verificar que cada uno de ellos no contenga material con derechos de autor suena prácticamente imposible pero no lo es. De hecho, los gobiernos bien podrían enfocarse a algunas personas que les causan escozor, por ejemplo Wikileaks, quien ha sufrido los embates del propio gobierno norteamericano, buscando bloquearlos (con poco éxito, a todo esto). Así, esta ley SOPA podría convertirse en un instrumento autoritario, dictatorial y lamentable para todos nosotros.
Debido a que en Estados Unidos la ley se votará pronto, y ante la posibilidad de que esa propuesta se convierta en ley (que yo veo lejana, aunque no tengo elementos más que los que me dicta el sentido común), todos los que usamos Internet deberíamos sentirnos amenazados. Si esta ley pasa, podría de pronto un proveedor de Internet ser obligado a quitarnos la conexión porque mandamos paquetes sospechosos, de acuerdo a criterios por demás oscuros. No podría uno reclamar y entonces el conocimiento, que tanto se necesita y que gracias a Internet ha roto las barreras de las fronteras, podría rehacerse con el consecuente retroceso mundial.
Los grandes gigantes de la red, Google, Amazon, Reedit, Wikipedia, han emplazado a una especie de “huelga virtual“, la cual ya empezó la propia Wikipedia quitando su servicio por 24 horas. Slashdot.com, por ejemplo, decidió poner una barra tachando su logotipo y en sitios como el del microcontrolador Arduino, una cinta lateral en cada página (negra), indica su modo de protestar contra esta ley que no beneficia en el fondo a nadie y para colmo, que convierte a todos en criminales virtuales.