La industria del cómputo nos lleva de tecnología en tecnología. Por ejemplo, más de uno recordará los discos de 5.25 pulgadas, los cuales eventualmente fueron desplazados por los de 3.5 pulgadas para finalmente terminar siendo a su vez desplazados por las memorias USB. Los discos compactos también sufrieron una suerte similar: del CD pasamos al DVD y ahora acabo de ver discos Blu-Ray grabables. Lo primero, el caso del CD, empieza a verse menos y en algún momento será difícil conseguirlos, como por ejemplo, es difícil hacerse de diskettes de 3.5 pulgadas o peor aún, de 5.25 pulgadas.

Y si vamos a otras tecnologías, no necesariamente de cómputo, podemos ver cómo las televisiones planas, digitales, han reemplazado a las analógicas. Yo conozco personas que aún tienen una televisión Sony Trinitron, de las que probablemente tienen más de 30 años, y siguen funcionando bien, pero el apagón analógico les obliga a dos posibles caminos: o deshacerse de su antigua televisión o contratar un servicio de televisión de paga para que siga funcionando la televisión, a pesar de la medida para convertir todo a digital.

Y si hablamos de computadoras, el mercado de las que son de escritorio va francamente a la baja y las laptops y dispositivos móviles empiezan a ganarles el terreno. Pero de pronto los teléfonos inteligentes toman la delantera y entonces las tablets empiezan a decaer en el mercado. Y la industria sigue haciéndonos comprar nuevos dispositivos que quién sabe si van a perdurar.

Un ejemplo interesante son los relojes y dispositivos para los que les gusta correr, hacer jogging. Por ejemplo, yo tuve un iPod el cual se le conectaba una cajita al propio iPod (donde va el conector de la energía) y éste se comunicaba con una ficha de forma ovalada que iba en la plantilla del tenis Nike. El iPod entonces registraba información, pasos dados, kilómetros corridos, tiempos de la carrera, etcétera. Es más, se podía hacer que esos datos se pasaran a la página de Nike y entonces recibíamos más información aún: gráficas de nuestro desempeño, metas por realizar, etcétera. Y sí, la cosa se presentaba muy atractiva hasta que se le acabó la pila a la ficha del zapato y tenía que comprar otra. Lo cual hice, pero tiempo después pasó lo mismo y ya me fastidié. Y de pronto ya no me importaba tanta gráfica que me presentaban en la página web de Nike. Vamos, que no soy un corredor profesional y finalmente me conformo con intentar al menos mantenerme en forma.

Y eso me lleva a los relojes inteligentes. Y hay que ser francos, son «inteligentes» a medias, porque finalmente quien hace la tarea, «la chamba», es el teléfono que se comunica al reloj. Por ejemplo, Apple ha empezado a bajar sus ventas de este dispositivo a 52.4%, contra el 63% anterior, de acuerdo a Business Insider. Pero además, empiezan a verse críticas y reviews cada vez más fuertes contra el reloj de la manzana.

En este sitio, el autor del artículo indica: «Dejé de usar el reloj (Apple Watch) hace dos meses y no estoy seguro si lo usaré de nuevo. Esto es porque el reloj no hace algo que alguien necesite y cuando lo hace, no trabaja como debería supuestamente hacerlo».

Y por si esto fuera poco, hay artículos que hablan de que Apple vende el reloj ahora más barato y aún no vale la pena. En suma, da la impresión que no da ningún valor agregado real a tener un Apple Watch realmente. Claro, sirve para presumir a propios y extraños pero en términos reales, no parece que pueda mantenerse este gadget por mucho tiempo más, a menos que se vuelva un dispositivo autónomo del teléfono. En muchos sentidos se parece a comprarse una cámara de fotos digital aunque en mi teléfono tenga ya una y ande yo cargando con ambos dispositivos.

Y el último eslabón en esta cadena es el IoT (el Internet de las cosas), que va por ese mismo camino. Sí, seguro harán interesantes dispositivos que serán de mucha utilidad pero siendo honestos, creo que es una moda más que eventualmente adquirirá un nicho muy específico del mercado de los consumidores y no irá más lejos.

¿Qué será lo que los consumidores requieran o necesiten de verdad? Es difícil saberlo porque el futuro es inescrutable. Sin embargo, hay modas, muchas modas, de las que todos, nos guste o no, lo aceptemos o no, somos víctimas. Los nuevos gadgets y dispositivos que saldrán al mercado tendrán su tiempo de vida y de adopción por parte de los consumidores. Pero su estancia parece no poderse garantizar.