Los sismos no se pueden predecir. Cuando menos no con la exactitud que todos quisiéramos. Por años diversas organizaciones a lo largo y ancho del planeta han buscado la manera de encontrar patrones que permitan determinar periodos en los que sea más probable que se registre un temblor en ciertas zonas.
Ahora, un modelo basad en Inteligencia Artificial (IA) desarrollado en México parece haber predicho cuándo el país volverá a padecer los estragos de un sismo de alta intensidad.
Esta tecnología desarrollada por Víctor Velasco Herrara, investigador del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha recopilado información sobre los sismos ocurridos en territorio nacional durante los últimos 100 años.
En particular se estudia la liberación de energía de la placas tectónicas (causa natural de los sismos). Dichos datos se recopilan y se ingresan a modelos matemáticos que se introducen en la inteligencia artificial, para ser interpretados con miras a encontrar patrones en los movimientos y momentos de sismicidad baja.
Mediante este proceso, el modelo a determinado que será entre 2024 y 2028 cuando México registre temblores de alta intensidad, es decir de magnitud igual o mayor a 7, particularmente registrados en el sur y centro del país.
De acuerdo con Velasco, «los sismos fuertes van a empezar en 2024 y se podrían prolongar hasta 2028. El pronóstico arroja también que muy probablemente en éste y el próximo año no se presentarán sismos fuertes, esto es, con una magnitud igual o mayor de 7”.
Sismos en México ¿se pueden predecir?
Aunque el investigador asegura que el modelo de cálculo utilizad es “el más exacto y preciso” a nivel mundial, es importante destacar que esto solo debe considerarse como una estimación y quizás como información preventiva, nunca como un hecho confirmado.
De acuerdo con el propio investigador es imposible predecir con precisión el momento exacto en el que estos sismos fuertes sucederán.
“Esto es imposible a consecuencia del principio de incertidumbre de Heisenberg, el cual postula la indeterminación en la raíz de toda medición experimental, ya sea a nivel cuántico o macroscópico”, explicó el científico.
Lo cierto es que resulta interesante cómo tecnologías como la IA nos permiten aproximarnos a patrones funcionales para mejorar los protocolos de prevención y reacción ante estos fenómenos naturales impredecibles.