Un problema inherente a los contenidos digitales es que estos son susceptibles de copiarse de forma que el original y la copia sean indistinguibles. En lo que se refiere a la música existen programas para leer los tracks de los CDs de música y convertirlos a archivos mp3, la mayoría, con una resolución suficiente para que sean prácticamente idénticos a los originales en términos de lo que se escucha. Y esto es probablemente la raíz por la cual la piratería de la música no ha podido controlarse ni disminuirse.
Hoy en día los piratas de músicas toman videos de YouTube o contenidos de audio y video que se mandan en streaming de forma que, a través del software correcto, se «ripean», es decir, se transforman en archivos digitales que entonces pueden ser compartidos. Imaginen pues que escucho la radio (eso es hacer streaming) pero alguien con una grabadora se encarga de registrar ese audio en un CD o en una cinta y entonces ya queda accesible a todo aquel que lo quiera escuchar. Aquí la diferencia probablemente tenga que ver con la calidad de lo que se graba para después reproducir, pero en el streaming digital, la copia no parece perder información y termina siendo igual a la original.
Este «stream-ripping» es la forma de piratería de música que más rápido está creciendo en el Reino Unido, de acuerdo con una investigación reciente. Muchos sitios y apps [permiten a los usuarios tomar canciones de Spotify o videos de YouTube, o de otros sitios que hacen streaming de contenidos, y los convierten en archivos permanentes que pueden guardarse en teléfonos o computadoras.
Las disqueras afirman que «decenas, o incluso, centenas de millones de canciones son copiadas y distribuidas ilegalmente por los servicios de stream-ripping cada mes». Por ejemplo, un solo servicio tiene más de 60 millones de usuarios al mes. De acuerdo con la Oficina de la Propiedad Intelectual, 15% de los adultos en el Reino Unido usan este servicio y 33% de ellos, de 16-24 años lo usan con frecuencia.
El estudio sugiere que los sitios de stream-ripping ha crecido en 141.3% entre el 2014 y el 2016, haciendo palidecer a otros servicios de música ilegal. En septiembre del último año, estos sitios fueron usados 498,681 veces para piratear música en el Reino Unido. Comparando esto con los servicios como los de BitTorrent, podemos ver que este se usó 23,567 veces y sitios como DropBox y RapidShare, se accedieron 104,898 veces.
«Tan pronto como se nos ocurre una solución innovadora (a la piratería), los piratas parecen siempre salen con una nueva táctica para infringir la ley», dice Pippa Hall, de la Oficina de la Propiedad Intelectual (IPO).
Hay razones para que esta técnica de stream-ripping se utilice:
- La música ya es propiedad de quien la compró y la quiere en otro formato (31% de los usuarios)
- Quieren escuchar la música fuera de línea (26%)
- Quieren escuchar la música mientras están en movimiento (25%)
- No se pueden pagar por la música (21%)
- El sentimiento de que los contenidos musicales tienen un sobreprecio (20%)
(estos datos suman más del 100% porque los encuestados podían responder a más de una opción a la vez).
Un 25% de las personas que usan stream-ripping creen que los sitios tienen los derechos necesarios y que les permiten a ellos descargar y ripear los contenidos; uno de cada cinco dice que no siente que esté haciendo nada ilegal. Solamente el 56% de los consumidores dijeron sentirse confiados para identificar contenido ilegal en línea, indica la IPO.
Por su parte, Robert Ashcroft, jefe ejecutivo de PRS para la Música, dijo: «Esperamos que esta investigación dé las bases para un compromiso renovado y con un nuevo enfoque para poder atacar el problema de las violaciones de los derechos de autor en línea». Y agrega: »
«la salud a largo plazo de los sectores creativos y culturales de este país (Reino Unido) están en el mejor interés de todos, incluyendo aquellos que son proveedores de servicios digitales, y se necesita pues de una industria y gobierno coordinados para enfocar y resolver esencialmente el problema del stream-ripping».
Pero más allá de toda esta problemática, está claro que el enfoque de querer seguir poniendo trabas a los piratas, crear esquemas «anti-piratería», que son violados prácticamente cuando el esquema sale a la luz pública, o cualquier medida coercitiva, no resuelven el problema. De hecho, es ya incontrolable. Si ponemos el caso de los libros, que en un principio se buscó que fuese difícil piratearlos, pues ahora son evidentemente distribuidos y copiados de forma ilegal y esto es a nivel mundial. Lo que quizás deba hacerse es olvidar ya el viejo modelo de negocios porque desde la llegada del acceso en línea, todo se ha modificado. Querer mantener las viejas reglas y las ganancias enormes de las disqueras ya es cosa del pasado. Mientras no se entienda esto, no importa qué medidas se quieran tomar, no habrá solución satisfactoria para los creadores de contenidos.
Referencias: BBC