Hoy es el día en que Marty McFly llega al futuro… bueno al presente, o al pasado si estás leyendo esta nota después del miércoles 21 de octubre. Y todo esto fue posible gracias a que el buen Doc Brown decidió hacer una máquina del tiempo con un DeLorean y no con un refrigerador (como originalmente sería) además de que para viajar en el tiempo siempre es bueno contar con una estructura de acero para resguardar el plutonio y el condensador de flujo. Pero ¿qué hay detrás de este auto que se convirtió en un ícono de una década y sacó del anonimato a una pequeña armadora en Irlanda?
Todo empezó en 1976 cuando se completó el prototipo del DMC-12, que años después sería el emblema de la De Lorean Motor Company, único modelo fabricado por esta compañía. Diseñado por el antiguo diseñador de Pontiac, William T. Collins, quien dio vida a un biplaza con alas de gaviota y una carrocería metálica de acero inoxidable, que no requería pintura y en caso de alguna rayadura era muy fácil de borrar con un pequeño estropajo.
Este modelo salió al mercado entre 1981 y 1982 a un precio de 25 mil dólares (algo así como 65 mil dólares en la actualidad) lo cual causó un poco de molestia para los fabricantes, pues se suponía que el número 12 del modelo era porque su costo original sería de 12 mil dólares.
Aun así, hubo una lista de espera por el interés de algunos compradores, principalmente en Estados Unidos donde tendrían su mayor mercado, de ahí que este modelo originalmente se pensó con el volante del lado izquierdo a pesar de estar hecho en una nación donde acostumbran manejar del lado contrario.
En cuanto a prestaciones, el DeLorean originalmente tendría 200 caballos de fuerza, que luego de modificar el motor por las regulaciones de emisiones de CO2 en EU (si, en aquel entonces no podías inventar un software para quitar esta reglamentación del motor) y cambios en suspensión quedó con 130 caballos que le permitirían llegar a 207 kilómetros por hora o de 0 a 60 millas por hora en 8.5 segundos, una cifra que en los 80 era algo a resaltar. Hubo incluso una versión Twin Turbo que elevaba el caballaje a 350 y bajaba el 0 a 60 a 5.8 segundos. El motor era un V6 de 2.8 litros en dos versiones automática de 3 velocidades y manual con 5.
Las puertas de alas de gaviota eran todo un fenómeno, pues a pesar de que modelos como el 300L de Mercedes Benz y el Bricklin SV1 se jactaban de tenerlas, el DMC innovaba al colocar barras de torsión para resistir las tensiones de soporte en las puertas y un espacio un poco menor de apertura, lo que se agradecía si te estacionabas en batería.
Respecto a Volver al Futuro, podemos decirles que durante las filmaciones se utilizaron 7 DeLorean y uno de fibra de vidrio que ponían en una grúa para “hacerlo volar”. Algunos tenían que ser cortados para meter la cámara o modificados según las tomas, como en el caso de la tercera cinta donde la carrocería era de un DMC pero el chasis y el motor de un buggy de Volkswagen. Al final de la producción y después de explotar algunos modelos, sólo quedaron tres. Dos están en los Estudios Universal y el tercero fue subastado en 2011 por 541 mil dólares. Esto sin contar la serie de copias autorizadas y no autorizadas que dan la vuelta al mundo en exposiciones. Por cierto, recuerdan el sonido del escape cuando el Doc baja el De Lorean en el centro comercial, pues se rumora que el rugido en realidad es de un Porsche 928.
Pasarán los años y este coche seguirá siendo el sueño de muchos, se estima que actualmente existen unos 6 mil De Lorean en el mundo, incluso hubo una copia que salió con el nombre de Dogo SS-2000 bastante fea para mi gusto.
Por lo pronto, quienes vivimos en aquel 1985 en México, veíamos con mucha imaginación en el Corsar del Volkwagen -que en ese año tenía dos faros al frente similares al De Lorean- a nuestra increíble máquina del tiempo.