Hay de enfermedades a enfermedades. En muchas ocasiones, la mayoría de las veces, no pasan de ser cosas pasajeras como una gripa fuerte, un cálculo renal o una colitis aguda, entre otras, las cuales si se tratan adecuadamente no deben poner en riesgo la vida, pero hay otras enfermedades que requieren de ser estudiadas por médicos competentes que deben hallar el diagnóstico correcto para poder así dar solución a la problemática.
Si hablamos de enfermedades serias, muchas veces dos cabezas piensan más que una. Ahora un estudio ha encontrado que cerca de 9 de 10 personas que piden una segunda opinión salen con un diagnóstico refinado o incluso, un nuevo diagnóstico que no tiene mucho que ver con el diagnóstico inicial.
Los investigadores de la Clínica Mayo examinaron los registros de 286 pacientes, quienes decidieron pedir una segunda opinión, esperando así obtener un diagnóstico más certero de lo que pudiese estar aquejándolos.
Lo interesante de este trabajo es que en un período de dos años, se encontró que en una segunda opinión, el médico solamente confirmó el diagnóstico 12% de las veces. Esto es, el 88% de las personas que pidieron una segunda opinión recibieron un diagnóstico diferente o mucho más refinado. Por ejemplo, el 66% recibió un mejor diagnóstico mientras que el 21% fue diagnosticado con algo completamente diferente a lo que había dicho el primer médico consultado.
“Un tratamiento eficiente y efectivo depende del diagnóstico correcto”, dijo el líder de la investigación, el Dr. James Naessens. “Sabiendo que más de 1 de cada 5 pacientes referidos pueden haber sido diagnosticados incorrectamente, no solamente pone en riesgo sus vidas sino que hace dudar de los diagnósticos de pacientes que no han pedido una segunda opinión”, añadió.
Y si a esto añadimos las dificultades que ponen las compañías de seguros al limitar a los pacientes a visitar a múltiples especialistas, el problema puede ser aún más grave.
El asunto lo resume el Dr. Naessens de la siguiente manera:
“Referirse a especialistas para problemas no diferenciados es un componente esencial en el cuidado de los pacientes. Sin los recursos adecuados para diagnósticos no diferenciados, las consecuencias potenciales de un diagnóstico erróneo o no lo suficientemente certero puede resultar de entrada en tratamientos más lentos y complicaciones, y llevar así a costos más altos”.
El estudio se publicó en el Journal of Evaluation in Clinical Practice.
Referencias: Study Finds