En los últimos meses, el conflicto en Siria se ha agravado cada vez más y con esto la tensión entre las dos grandes potencias bélicas, Rusia y Estados Unidos.
Aunque ambos gobiernos están en contra del Estado Islámico, la delgada línea entre los dos países está comenzando a exponer sus diferencias y sobre todo a calentar los ánimos entre estas dos naciones.
Los dos países deben de tenerse respeto ya que son grandes músculos bélicos, es por esto que Rusia está echando mano de todos sus recursos para poder defender su territorio en un posible ataque por parte del gobierno de Barack Obama.
El gobierno de Vladimir Putin ha implementado un sistema de interferencia de misiles por medio de las torres celulares que se encuentran distribuidas por todo el país. Estas torres son las que se utilizan normalmente para mantener la comunicación entre civiles, es decir son la torres comerciales con las que las operadoras celulares dan el servicio.
El periódico ruso, Izvestiya, señaló que este programa se denomina Pole-21 y está respaldado por 250 mil torres celulares aproximadamente en todo el territorio ruso, lo cual le da un cobertura muy amplia a la Secretaría de Defensa para poder interceptar la mayoría de los proyectiles.
En la otra cara del conflicto, los misiles Tomahawk, propiedad del ejército de Estado Unidos y que son normalmente utilizados en este tipo de incursiones, ya integran dispositivos anti-interferencia lo cual los hace que sean prácticamente infalibles al momento de impactar contra su objetivo.
Sin embargo, fuentes de la Defensa de Estados Unidos creen que este tipo de medidas son el principio de una serie de procedimientos que está llevando a cabo Rusia para un ataque mucho más poderoso en el futuro.
Referencia: Engadget, Motherboard, BBC, Izvestiya