Brendan Eich ha estado en el ojo del huracán desde que se convirtió en el CEO de la empresa Mozilla, la que hace entre otros productos, el navegador Firefox. Todo ocurrió cuando después de ser nombrado CEO, salió a la luz pública que el reluciente Sr. Eich había donado -unos años atrás- mil dólares, para apoyar la propuesta 8, que está en contra básicamente de los matrimonios de personas del mismo sexo, allá en California, Estados Unidos.
Incluso dentro de Mozilla, como informamos en su momento, hubo protestas contra Eich, el cual explicó que primero, su donativo lo había hecho a título personal y no en nombre de Mozilla y segundo, que no había animosidad por parte de él en este caso de los matrimonios de personas del mismo sexo. Eich explicó -sin poder convencer, aparentemente- que su postura no tenía nada que ver con el trato que se le da a los empleados de Mozilla, en donde se respeta la libertad sexual de cada uno de ellos.
Sin embargo, la campaña mediática en contra de Eich parece haber surtido efecto. En un mensaje puesto en el blog oficial de Mozilla, Mitchell Baker, presidenta ejecutiva de la empresa, se disculpó por no haber tomado en cuenta las protestas después del nombramiento de Eich dándole la razón a los que protestaron indicando “no fuimos coherentes”. También Baker indicó que Mozilla apoya la cultura organizacional, es incluyente y apoya la diversidad. Cree en la igualdad y en la libertad de expresión.
Eich, a todo esto, inventor de Javascript decidió renunciar a la jefatura de Mozilla, por el bien de su empresa y su comunidad. El caso -en mi opinión- va más allá de una renuncia. Suena un mal precedente que las quejas en redes sociales (Twitter y Facebook), amén de algunas páginas web como OKCupid, hayan sido lo suficientemente fuertes para que el CEO recién nombrado no aguantara la presión y tuviese que renunciar. Vamos, que independientemente si opino o no como Eich, él está en su derecho de opinar como mejor le plazca y si esto no interfiere con sus labores como CEO, si Mozilla no despide a homosexuales y lesbianas, por ejemplo, y se les trata con estricta igualdad de derecho, no tendría por qué siquiera, pensar en renunciar.
El punto aquí es que no creo que deba permitirse que las redes sociales, que son una especie de monstruo de mil cabezas, tome entre sus manos el destino de las personas por los actos que sean (desde luego, mientras estos sean legales). Vamos, que toda esta campaña pone en juego la libertad de ideas. Repito, cada quien puede pensar en lo que quieras y no por ello ser sujeto a una cacería ridícula de brujas, cuando finalmente no hay pruebas que Eich haya actuado discriminatoriamente jamás.
Referencias: