Las cuentas de Instagram y Twitter de los jugadores ingleses Marcus Rashford, Jadon Sancho y Bukayo Saka se inundaron de mensajes de odio después de que los tres fallaran sus tiros de penal en la final de la Eurocopa 2020.
Una vez terminado el partido, los insultos comenzaron a aparecer en sus redes sociales. Esto provocó que autoridades, miembros de la realeza inglesa y empresas responsables de las plataformas se manifestaran al respecto. El primer ministro Boris Johnson publicó en Twitter que los jugadores merecían ser aplaudidos como héroes, no ser objeto de ataques racistas:
Inglaterra nunca había llegado a una final de la Eurocopa. Por esa razón, incluso jugadores veteranos de la selección reprocharon los ataques racistas de los usuarios y recalcaron la importancia de los jugadores jóvenes para llegar a la final.
Por su parte, el duque y la duquesa de Cambridge también manifestaron en redes sociales que se sentían “asqueados” por los insultos. Y calificaron de inaceptable que los jugadores tengan que soportar ese comportamiento aborrecible:
Twitter responde ante la situación
El portavoz de Twitter en Reino Unido mencionó que se han eliminado más de 1,000 tuits al respecto, y que varias cuentas habían sido suspendidas por violar las reglas contra el acoso y el discurso de odio en la red social.
Por otro lado, Facebook mencionó a The Verge que también eliminaron rápidamente varios comentarios racistas en contra de los jugadores, y que tomarían medidas contra todos aquellos que violaran las reglas de la aplicación. Sin embargo, no compartió números sobre los contenidos eliminados ni de las cuentas suspendidas.
La FA (Asociación de Futbol) emitió un comunicado en el que pidió a las autoridades aplicar los castigos más rigurosos posibles a los responsables de los ataques racistas:
Según información de Vice, después de que Twitter e Instagram tomaran cartas en el asunto, muchas de las amenazas a los jugadores se dieron cita en canales de supremacistas blancos en Telegram, pues la aplicación de mensajería tiene una política más laxa respecto a las publicaciones de sus integrantes.