La tecnología en lo que se refiere a grabar la música ha pasado por un número enorme de formatos y dispositivos. En los años 60 los discos de vinilo, esos enormes platos oscuros de plástico, con surcos en su superficie, nos permitían escuchar la música y los tocadiscos tradicionales eran algo común en las casas.
Pero llegaron los discos compactos, la tecnología digital. De pronto la música empezó a digitalizarse y se llegó al límite físico de la fidelidad, 44.1 Khz, que es más o menos el doble de la frecuencia del oído humano. De acuerdo al teorema de Nyquist, si se muestrea una señal al doble de su frecuencia original, no se pierde fidelidad.
Tanto por el tamaño, su portabilidad, y el hecho de que, como dijimos, estábamos llegando a los límites de la reproducción fiel del sonido, los discos compactos empezaron a ser aceptados y los de vinilo comenzaron a palidecer.
Sin embargo, parece que después de tantos años, los discos de vinilo prometen regresar. En el 2014, solamente el 2% eran discos de vinyl, pero parece haber una nueva tendencia a regresar a esos discos, apelando a que su sonido es mejor que el que pueden dar los discos compactos. ¿Es así o más bien es una moda más?
Es cierto que algunos archivos de audio digital son de baja calidad. Si se usa una razón baja de bits en los archivos mp3, hallaremos que se compromete la fidelidad.
Para quienes escuchan música en Pandora, SoundCloud y Spotify, quizás no noten gran diferencia en la fidelidad del audio, aunque sean archivos de relativa baja calidad en su sonido. Y probablemente esto no es muy importante para aquel que escucha música de forma informal, por ejemplo cuando se está ejercitándose en el gimnasio o corriendo, pero en un entorno silencioso la poca calidad entonces se nota.
Hay quien piensa que el hecho de poner un disco de 33 revoluciones en un tocadiscos implica una manera de involucrarse con la música que se quiere escuchar, contra lo que podemos hacer con un reproductor de discos compactos, en donde no hay que poner la aguja sobre el disco, sino presionar el botón de “play” y escuchar. Es claro que en cualquier criterio que se tome, los CDs son superiores a los LPs y que los archivos MP3 y AAC con razones de hasta 300K, son literalmente indistinguibles de los CD.
Las razones para esto son:
- El rango dinámico: la diferencia entre el sonido más alto y el más ligero en un LP es de cerca de 70 dB (decibeles). Un CD puede manejar hasta 90 dB. Esto quiere decir que el CD tiene unas diez veces un rango dinámico más alto que el de los LPs.
- Ruido de la superficie: Las partículas de polvo en los surcos de un LP causan “artefactos” en el audio, ruido pues. Y para colmo, siempre estarán presentes no importando que tan bien limpiemos los LP. Los CD no son afectados por el ruido superficial porque se usa un rayo de luz para leer la información y no una aguja física.
- Ruido mecánico: Cada tornamesa, incluso la más costosa, genera frecuencias muy bajas que se transmiten desde la aguja al amplificador y las bocinas. El sistema en este caso tiene que trabajar muy duro para manejar la energía de las bajas frecuencias, las cuales pueden causar distorsión en otras partes del espectro de audio. Muchos sistemas de audio tienen de hecho filtros para reducir este problema, pero muchas veces sólo logran reducir los sonidos de bajas frecuencias en la grabación.
- Variación de la velocidad: Al escuchar un disco LP de, por ejemplo, un solo de piano se podrán escuchar diferencias. El de vinyl depende de cambios en la velocidad del sistema mecánico. Estas pequeñas imperfecciones son propias de sistemas que usan motores mecánicos, el contacto de la aguja con el disco, la precisión de los motores para dar la velocidad adecuada, etcétera. En los CD se tienen buffers digitales muy precisos por lo que se eliminan estos problemas de tajo.
- Separación de canales: en un CD la separación entre los canales izquierdo y derecho es de 90 dB. En un LP es a lo más de 30 db en el mejor de los casos. Los ingenieros de sonido tienen mucho menos rango para trabajar cuando se mezcla o se masteriza el audio, y el resultado es notable si la salida es un LP o un CD.
- Continuo contra discreto: Mucha gente cree que porque el audio digital está hecho por unidades discretas de sonidos, que no son otra cosa más que números, no pueden tener la calidad de una señal continua como la de los LP. Pero se les olvida que antes de que la señal digital llegue a nuestros oídos, esta se reconstituye en una onda continua analógica.
- Longevidad: La fricción causa calor y el plástico con el calor se deforma. Esto significa que cada vez que escuchamos un disco de vinilo, le quitamos vida útil y que con el tiempo se pierden, por ejemplo, las frecuencias altas. Obviamente hay que escuchar muchas veces los discos LPs para notar esto. En contraste, los CDs siempre sonarán igual a menos que sufran un daño físico notable, como por ejemplo, si se quedan en el auto sin ninguna protección durante un día caluroso. Aparte de ello, con las versiones digitales siempre se pueden hacer copias idénticas.
Así pues, los CDs reflejan exactamente lo que el artista grabó en el estudio. Los discos de vinyl lo distorsionan. Algunos melómanos sin embargo, dirán que la música en un disco LP es más cálida que en su contraparte digital, pero en términos objetivos, no hay un solo argumento para decir que el sonido en los discos de vinyl se escucha mejor que en los CDs.
Referencias: Phys.org