Aunque haya románticos que exigen que el futbol no sea “presa” de la televisión, lo cierto es que la versión moderna de ese deporte (y de otros tantos más) está diseñada para la audiencia de TV.
En México, gracias a la televisión tenemos rivalidades deportivas como el América-Chivas, también gracias a la TV se disputan partidos a las 12:00 del día y gracias también a ella ahora ahora se programan un par de partidos los viernes por la noche.
Así que negar la importancia de la televisión en el futbol es, técnicamente, una aberración.
En este contexto, uno de los equipos con más seguidores en México, las Chivas de Guadalajara, decidió romper con la televisión y sus millonarios contratos para incursionar en la transmisión por internet.
Tecnológicamente, se trata de la mayor apuesta mediática relacionada con los deportes profesionales en México en lo que va de este siglo, mientras que desde el punto de vista de negocio es una de las más arriesgadas desde que fracasaron modelos como los que vendían las peleas de box de Pago Por Evento en los 90.
Precisamente este último modelo, que durante sus primeros años ayudó a vender suscripciones de televisión por cable, se murió en México cuando dejaron de existir figuras en ese deporte de la talla de Julio César Chávez. Hoy, nadie pagaría para ver, por ejemplo, una pelea del “Canelo” Álvarez.
Chivas es uno de los equipos más antiguos de México y uno de los que más seguidores tiene todavía en el País; sin embargo, su falta de títulos en los últimos años, aunado a que sus niveles de juego y conflictos internos (tanto en el vestidor como en la directiva), ha provocado que la afición ya no lo siga fielmente como antes, al menos en su sector más joven, donde también se sitúa la mayoría de los usuarios de internet.
En ese panorama, crear un modelo de negocio en el que la afición debe pagar una suscripción para ver los juegos de su equipo era un reto interesante, pero ayer, cuando se anunció por fin el esperado “Chivas TV”, hubo, al menos, dos errores graves.
El primero es que ver un partido poco atractivo, de esos que en el rating no tienen mayor interés fuera de las ciudades de donde provienen los equipos (como un Chivas-Querétaro), costará 125 pesos, es decir, prácticamente lo mismo que el catálogo completito de Netflix o de Spotify.
Ahora, si alguien quiere ver un encuentro que tiene un interés que abarca una zona geográfica más grande, como un trepidante Chivas-León, habrá que pagar 200 pesos, el equivalente a algo así como una ida al cine sin palomitas.
Ah, pero si los hipsters de la Condesa, esos que sólo ven futbol cuando juegan los Pumas (que porque dicen que es el equipo al que le van), quieren ver ese partido, deberán pagar 325 pesos por un evento de dos horas, es decir, el equivalente a 10 de los cafés más baratos de Starbucks.
Y aquí viene lo bueno, si alguien quiere ver el América-Chivas en espera de burlarse de una eventual derrota de las Águilas, deberá pagar 500 pesos, algo así como 100 viajes en Metro o lo que cuesta una lista decente de útiles escolares.
Si nos ponemos a analizar, en comparación con otros espectáculos, el precio no es tan alto, pero si tomamos en cuenta la calidad que recibe la audiencia por su dinero, por ejemplo, analizando el historial reciente del Guadalajara, las Chivas salen debiendo.
Ojo, el modelo es interesantísimo, pionero en el mundo, y es un apuesta valiente, pero los precios, que además incluyen paquetes de suscripciones de 50 pesos mensuales o de 2,000 pesos por año, no corresponden a la calidad del producto que se recibe.
El otro error que cometió Chivas durante su presentación fue la falla del streaming en el que anunciaría este modelo. Sí, en su presentación, Chivas TV colapsó, ¿imaginan lo que pasaría si colapsa en una final o en un América-Chivas?
La televisión está en busca de ofrecer más espectáculos en vivo mientras que deportes, como el futbol americano o el basquetbol, están abriendo más ventanas para llegar a más personas en el mundo; sin embargo, las Chivas, con este modelo, están buscando llegar a una elite que no tienen y, al paso que van, no tendrán en un buen rato.
Seguro en estos momentos alguien estará diciendo “habrá quien lo pague”, pero para que este modelo sea exitoso, Chivas necesitaría una base de más de 100 mil suscriptores, lo cual se antoja difícil cuando a duras penas logra llenar su estadio un par de veces por temporada. Eso sí, en las encuestas, se señala que tienen 20 millones de aficionados, los cuales, sólo un par de veces al año se reúnen todos (o la mayoría) al mismo tiempo para ver uno de sus partidos.
Habrá que esperar, pero con estos precios y con lo precipitado de su decisión, parece que Chivas no está viendo su realidad futbolística… y de la calidad de los streamings en México, ya ni hablamos.
El tiempo dirá si la afición invertirá durante años para ver los partidos de las Chivas o si seguirá el marcador por Twitter, como lo hacen muchos de ellos actualmente. Así de simple.