Los agujeros negros son, sin duda, unos de los lugares más extraños en el universo. Son tan masivos que deforman horriblemente el espacio y el tiempo, y son tan densos que sus centros se llaman “puntos en el infinito”. Además, se dice que son “negros” porque ni siquiera la luz puede escapar de ellos.
Debido a esto, no es de sorprender que muchas personas se pregunten qué pasaría si un ser humano cayera en un agujero negro. De acuerdo con Charles Liu, un astrofísico que trabajó en el Hayden Planetarium del Museo Americano de Historia Natural, si una persona diera un paso en un agujero negro, su cuerpo se parecería mucho a una pasta de dientes siendo extraída de su tubo.
Liu afirma que cuando un objeto atraviesa el punto sin regreso de un agujero negro, la misma física que causa las mareas oceánicas de la Tierra empieza a hacer efecto. La fuerza de la gravedad disminuye con la distancia, por lo que la luna tira en el lado de la Tierra más cerca de él un poco más vigorosamente que el lado más alejado, y como resultado, la Tierra se alarga ligeramente en la dirección de la luna.
La tierra es firme, por lo que no se mueve mucho, pero el agua en la superficie de la Tierra es líquida, por lo que fluye a lo largo del eje alargado. Esa es la interacción de las mareas.
Cerca de un agujero negro del tamaño de la Tierra, las fuerzas de marea se magnifican fuera de la escala. Al sumergirse en uno sólo, la parte superior de tu cabeza sentiría mucho más el tirón gravitatorio que la punta de los dedos del pie y te estiraría más y más. El astrofísico británico, Sir Martin Rees, denominó a este fenómeno como “espaguetización”, en donde eventualmente te convertirías en una corriente de partículas subatómicas que se arremolinarían en el agujero negro.
Debido a que tu cerebro se disociaría en sus átomos constituyentes casi al instante, tendrías poca oportunidad de sumergirte en el paisaje de un agujero negro del tamaño de la Tierra.
Sin embargo, si tanto desear visitar una singularidad del espacio-tiempo, te recomendamos ir a lo grande, es decir, a enorme agujeros negros que tienen menos superficies extremas. De acuerdo con Liu, si tuviéramos un agujero negro del tamaño de nuestro sistema solar, las fuerzas de marea no serían tan fuertes, por lo que una persona podría mantener su integridad estructural.
En 2012, mientras trataban de aclarar si la información desaparece para siempre dentro de un agujero negro, varios científicos descubrieron que otro destino es posible. A medida en que fueses acercándote al agujero, la diferencia de gravedad entre tus pies y tu cabeza se haría cada vez más grande, y en un momento te partiría en dos. Pronto esa fuerza de marea, como se denomina a esa atracción, desgarraría cada célula, molécula, cada átomo de tu cuerpo.
Pero a muchos científicos no les agradan todas estas teorías. Y es que de acuerdo a uno de los principios de la relatividad de Einstein, una persona que cruzara el agujero negro no debería sentir nada diferente, sólo flotaría en el espacio.
De cualquier forma, para averiguar lo que ocurre en un agujero negro, probablemente la única forma de hacerlo sería que alguien fuera al interior de uno, aunque hasta la fecha, ninguna persona ha sido partidaria de semejante experimento.