En la Web 3.0 o Web3 cobra más relevancia la experiencia del usuario, la personalización así como el control de datos personales para clientes y negocios.
Y es que este concepto, que ha ganado terreno durante 2020, se basa en los tokens, las unidades digitales de intercambio de tecnologías blockchain. Se trata de la creación de una red donde se permita el uso de criptomonedas y donde los humanos estaríamos actuando de manera más cercana a las máquinas.
“La Web 3.0 en muchos sentidos representa la democratización del internet. Una versión de internet que defiende los estándares abiertos”
Ja-Naé Duane.
Web 3.0, más allá de la evolución.
En esta nueva web, las naciones y las empresas deberán cambiar su forma de pensar, ya que los protocolos abiertos darán capacidad de exponer proyectos, pero también requerirá de una manera diferente de actuar para crear nuevas oportunidades que aporten crecimiento a los negocios.
Asimismo, al incorporar la Inteligencia Artificial se facilitará el aprendizaje automático de las personas, ya que se podrá acceder a contenidos de una forma diferente (hola Metaverso).
Ahora entendemos los multimillonarios esfuerzos para liderar este sector, el acceso ilimitado a la información genera la oportunidad de interactuar con otros recursos, sí, los digitales.
Boom de las criptomonedas.
El Bitcoin vive una etapa todavía de despegue, y eso que ya sobrepasa los 60 mil dólares por unidad; por otra parte, otras criptomonedas hacen su lucha por figurar en el mercado. Ahora bien, naciones como El Salvador apuestan sus recursos para adentrarse a la competencia a pesar del riesgo que ello representa.
Pero la democratización va más allá de ello, se trata de eliminar intermediarios, hemos visto cómo las discográficas encontraron en el Ethereum al clavo faltante en su ataúd.
La eventual maximización del uso de criptomonedas y NFT presionarán a los gobiernos y entidades regulatorias a que no solo acepten su uso, sino que la fomenten.
Web más democrática.
El paso a este nueva era de la informática y la tecnología es prometedor, pero a la vez es un modelo donde se debe poseer tokens o activos digitales para participar; algo que, en momento de ponerlo en perspectiva, podría segregar mucho más la evolución del internet, ya que en regiones como América Latina, partes de Asia y de África, contar con activos digitales es casi imposible, incluso es difícil acceder a la red, de tal forma que, el avance de la Web 3.0 quizás no sea tan revolucionaria si es que, en efecto, busca eliminar las barreras.