Hay ocasiones en las que no nos detenemos a cuestionar todo lo que vemos en nuestro entorno. Podemos observar el puente por el que siempre pasamos, pero ¿quién estuvo detrás de su construcción?, ¿Qué arquitectos lo diseñaron de tal forma?, ¿qué historias habrán vivido las personas que lo cimentaron?, ¿A qué leyes del territorio se tuvieron que acoplar para llevarlo a cabo?, ¿Qué efectos tiene la construcción de un puente en el tipo de suelo? Múltiples interrogantes podrían surgir al ver lo que está siempre en nuestra realidad, pero preferimos hacer caso omiso y vivir como si nada pasara.
Otra de las cosas que damos por sentado es el color de los aviones. Cuando pensamos en este medio de transporte, automáticamente nos viene a la mente el color blanco, pero ¿por qué casi siempre son de ese color?, ¿hay algunos lineamientos obligatorios para que el diseño del avión tenga que ser así?, ¿El color influye en el rendimiento del trayecto del avión?, ¿Una secta conspiró para que los aviones siempre fueran blancos y generaran esta interrogante en todos nosotros?, ¿Se trata de alguna cuestión de seguridad o mantenimiento?
Si bien algunos aviones tienen sutiles tonos de color, dependiendo de la aerolínea y sus características como el logo, su tipografía e identidad, la mayoría del cuerpo de la aeronave es de color blanco. Por esto, queremos mostrarte las verdaderas razones por las que este medio de transporte casi siempre es de dicho color.
El color blanco economiza
La primera razón está directamente relacionada a la inversión económica. Pintar un avión no es cosa fácil porque a la aerolínea le podría costar entre 50 mil y 200 mil dólares, dependiendo del tamaño de la aeronave. Mientras más colores se utilicen, mayor será el precio, además de que es sumamente tardado este proceso.
De igual modo, si una aerolínea se enfoca a detallar el estilo de sus aviones, se vería obligada a vender sus aeronaves a menor precio porque los inversionistas deberían tener un respaldo de dinero para volverlo a pintar de acuerdo a sus preferencias. Es decir, las compañías deben contemplar que si pintan un avión de muchos colores, difícilmente alguien se animaría a comprarlo porque tendría que gastar grandes cantidades monetarias en rediseñarlo, lo que automáticamente reduce el precio de la aeronave.
Más visible en accidentes
Suponiendo que el avión sufre un accidente, el color blanco resulta ser una tonalidad más visible porque al momento de querer localizar los restos de la aeronave, ésta adquiere un mayor reflejo con ayuda de la luz solar.
Mayor protección
Los aviones, por obvias razones, se encuentran siempre expuestos a grandes alturas y a altas radiaciones solares. Al estar hechos de fibra de carbono y vidrio, la aeronave podría desgatarse en proporciones bíblicas, pero el color blanco resiste más al paso del tiempo. Si los aviones fueran de colores oscuros, tendrían que estarse pintando constantemente. Justo como sucede cuando queremos comprar un automóvil, nunca falta aquella persona que nos dice: «No lo compres negro, porque se ensucia más rápido y la pintura se desgasta», una frase llena de sabiduría y verdad.
Regula la temperatura
¿Te ha pasado que, en plena luz del día con el sol a todo lo que da, entras a un vehículo oscuro y sientes que te asfixias por el calor acumulado? Esto sucede porque las tonalidades oscuras tienden a absorber el calor y atrapar la energía, a diferencia de los colores claros que en realidad reflejan la incidencia de la luz. Si los aviones fueran de colores oscuros, tendrían que emplear mucha energía en aire acondicionado para mantener frescos a los pasajeros, algo que no es redituable en términos económicos.
Revisión de rutina
Con el color blanco, cualquier incidente en el cuerpo de la aeronave podría contrastar de manera más sencilla. Es decir, si necesitan dar mantenimiento u observar que todo esté bien y que el avión no tenga daños, el color blanco hace más fáciles las cosas.