Justo vengo regresando de la presentación de los nuevos modelos Note 5 y S6 edge+ del gigante coreano. La presentación estuvo bien, a secas, nada del otro mundo, nada de grandes producciones audiovisuales y, digamos, fue precisa y concisa. A lo que iban. Cero especificaciones técnicas. Hace mucho que los fabricantes –todos- no ofrecen detalles de sus productos cuando hacen la presentación. Antes esto no era así, de hecho, siempre estaba la competencia de los megapíxeles, los megahertz, los miliamperes y todo esto. Pero este mundo ya cambió y Samsung y todos los fabricantes importantes lo saben.
Hablando de celulares, en septiembre de 2011 Samsung se aventó al ruedo con su primer “Note”. Es “gigante” fueron los primeros comentarios, “raya en lo absurdamente grande” decían por ahí, “préstame tu Tablet-teléfono”. Y sí, en un principio se consideraba demasiado grande pero el fabricante siempre dijo que había mercado para este tamaño de dispositivos. El paso del tiempo parece que le dio la razón y hoy existen en el mercado decenas de opciones con pantalla “grande” enfocadas al trabajo y la productividad.
Los nuevos modelos no ofrecen nada realmente nuevo. Hace mucho que ningún fabricante ofrece nada realmente nuevo ni que venga a ser un parteaguas en la industria. Parece que hay que acostumbrarnos porque este negocio maduró muy rápido y digamos que en pocos años hemos vivido de la no existencia del smartphone hasta nuestros días. Así es que en ese tenor se parece un poco a la industria automotriz. No hay grandes cambios sino una combinación de sutiles ajustes año con año. Modelo tras modelo.
Creo que eso mismo sucede con la industria de los celulares. SI bien hay movimiento y posicionamientos dentro del mercado, Apple sigue “lidereando” desde que presentó el iPhone original. Hoy todos los celulares se parecen al iPhone, queramos o no, seamos fans de “la manzana” o no. En algunos contados casos –como el gran tamaño de la pantalla- otras firmas como Samsung han innovado y Apple ha copiado, pero en general, es al revés. Así es la industria. No hay que apasionarse mucho ni tirarse al suelo a sufrir de más.
En el caso específico del nuevo Note 5, he leído y escuchado diferentes comentarios. Algunos aseguran que es el fin del mundo como lo conocemos porque Samsung decidió retirar la ranura de expansión del Note, “¡Pero cómo! Sí es un equipo para la productividad, ¿dónde voy a guardar mis archivos?”. ¿En serio? Creo que se desbordan las pasiones y muchos se quejan por deporte, o para llamar la atención. Cuando Apple quitó por primera vez las unidades de diskette en las iMac y luego los CD en versiones posteriores, todos pegaron el grito en el cielo, pero el mundo no colapsó y esos métodos de distribución de contenido quedaron en el recuerdo.
¿Tendrá éxito Samsung con estos teléfonos poco revolucionarios en términos generales? Pues ya dependerá de muchos factores. El primero, creo, es hacerle olvidar a la gente que todo se basa en un par de detalles técnicos y centrarse más en la productividad desde todos los puntos de vista. Un gran acierto de la serie Galaxy desde la versión 6 es la cámara. He visto cómo toma excelentes fotos. Nunca me he quedado sin espacio de almacenamiento más que cuando grabo mucho video y lo resuelvo borrándolo una vez que lo usé. Y estoy hablando de un iPhone que siempre me acompaña, no de la familia Galaxy. Así es que sí, creo que Samsung tiene muchos más problemas –como la invasión China- de que estar preocupado por lo que “piensan” los analistas que dicen que ya se llevó el tren ese producto porque le quitaron dos funciones que, en verdad, nadie les hace tanto caso. La historia no va por ahí…
¿O tu qué opinas? ¿Eres de los que mueren por su microSD de 128GB? ¿Qué guardas ahí? ¿Películas y música pirata? ¡Ah, no! Eres de los que todas las mañanas sale de su casa no con dos, sino con tres baterías perfectamente cargadas para durar todo el día “trabajando” y cerrando multimillonarios negocios auxiliado de los gigas de archivos en la SD, todo desde el celular. ¿O me equivoco?