El infrarrojo es un tipo de luz que no podemos ver con nuestros ojos. La luz infrarroja nos muestra cuánto calor tiene alguna cosa y nos da información sobre la temperatura de un objeto. Todas las cosas tienen algo de calor e irradian luz infrarroja. Incluso las cosas que nosotros pensamos que son muy frías, como un cubo de hielo que irradia algo de calor.
El ser humano tiene capacidades muy interesantes pero la visión de noche o con poca luz no es precisamente una de ellas. Por lo que en muchos campos como en los militares, de vigilancia, de navegación y rescate han sabido aprovechar las virtudes de la visión infrarroja.
El experimento comenzó con el entrenamiento de un grupo de ratas, que se acercan a los llamados “puertos de recompensa” cada vez que una luz LED se enciende en ellos. Luego, los investigadores implantaron una red de electrodos en la región sensible al tacto del cerebro de cada rata. Los electrodos fueron conectados a un sensor infrarrojo, montado quirúrgicamente en la cabeza de las ratas. Acto seguido, las luces LED de estos puertos fueron reemplazadas por luces infrarrojas, y cada vez que eran encendidas, las ratas se rascaban el rostro, ya que la señal era equivalente a que algo estuviera tocando sus bigotes. Sin embargo, un mes después, las ratas comenzaron a responder a las luces infrarrojas de la misma manera en que lo hacían con las luces LED convencionales. En otras palabras, las células involucradas se adaptaron al nuevo trabajo, conservando ambas funciones.
El hallazgo podría conducir a nuevas prótesis cerebrales que restauran la vista en humanos con una corteza visual dañada. Al pasar por la parte dañada del cerebro en su totalidad, podría ser posible conectar una cámara de vídeo a una parte del cerebro que procesa el tacto.
Según Miguel Nicolelis principal responsable de la investigación también podría dar lugar a los poderes de superhéroe para los seres humanos. “Podría ser rayos X, ondas de radio, cualquier cosa, Superman probablemente tenía una prótesis que nadie conocía. El cerebro adulto es mucho más plástico de lo que pensábamos”.
Referencia: Nature